08. En esta lluvia...

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Narrado por Jungkook.

Fue un día en el que la melancolía vagaba lentamente en el ambiente, lo que nos sirvió para dejar la habitación un momento e ir a respirar un poco de aire fresco.

Mientras el día caía sobre nosotros, el cielo se veía rosado por el sol eclipsado detrás de las nubes, y cada vez que te ponías contra el horizonte eras para mí la más hermosa postal.

Me sonreías, y empezábamos a correr cuesta abajo pisando apresuradamente para no caer en el suelo. La gente nos miraba raro y eso no me importaba si estaba a tu lado, como ahora, con mi piel rozando la tuya a lo que yo le decía mi suave y cálido hogar, yendo de tu mano, que era lo que me mantenía con los pies en la tierra mientras íbamos cayendo.

Tu pelo flotando en el aire y tus ojos volviéndose pequeños cada vez que te reías se veían en ese cuadro, donde te imaginaba siendo feliz a mi lado, y juraba mantener esa alegría en tu rostro si me lo concedías.

Cuando detuvimos el paso nos encontramos con el paisaje del mar frente a nuestros ojos, y parecía que por tanto correr íbamos a terminar cruzando el puente levadizo que separaba la orilla con la costa, y luego acabar sumergidos de pies a cabeza en el agua. Lo cierto era que hacía mucho frío, y podía verse en el humo condensado que despedía tu boca cada vez que exhalabas.

Como niños reímos por ese simple acto y nos acercamos más al borde del puente, observando la inmensidad del mar que era como una franja azul sin fin.

La vista desde arriba era increíble y se podía apreciar todo con una majestuosa tranquilidad. El sonido del oleaje del mar por debajo del puente, el andar de los autos a la distancia, la cuidad a nuestras espaldas, y la suave brisa que llegaba de la costa pintaban todo el ambiente de un mágico tono invernal. Todo este espectáculo  marino parecía tranquilizar los sentidos y no formulábamos palabra para apreciarlo.

Después de un tiempo me preguntaste si confiaba en tí y sostuviste mi mano con fuerza mientras te subías sobre uno de los barandales, poniéndote de pie de frente de mí.

Te agarré firmemente sin poder borrar la preocupación en mi rostro, mientras tú seguías balanceándote con el viento y te resistías a bajar.
Te seguí los pasos mientras caminabas despacio de mi mano y procuré estar dispuesto a saltar contigo al agua si te resbalabas.

Aún así tu sonrisa me lo decía todo, debía seguir el juego e ignorar el hecho de que estábamos a una gran altura sobre el mar, que la humedad y la neblina podrían mojar los caños del barandal y todo podría resultar mal, pero cuando tropezaste por tercera vez fue cuando decidí hacer del chico protector al no dejarte caminar más por ahí y atraje tu mano para que te sentaras en el barandal, posicionándome en el medio de tus piernas para llamar tú atención.

Rodee mis brazos en tu cintura para asegurar a que no escaparas, y te ví sonreír con picardía al saber que  había leído tus acciones. Dejé un suave beso en tus labios en señal de disculpas mientras podía admirar esa sensación del exterior volviéndose blanco cada vez que te besaba, como si todo desapareciera a nuestro alrededor y que pasaba porque sólo tú podías lograrlo en mí.

No abandoné la cercanía de tu suavidad en mi boca y en ese momento me imaginé que seríamos como una escena de una película donde podía salvarte de caer de las alturas sosteniéndote entre mis brazos por detrás, mientras te suplicaba que te quedaras conmigo después de evitar una inminente caída en el mar.

Era irónico porque así lo mostrarían en la ficción pero en mi realidad no dudaría un segundo en saltar contigo si hacía falta, porque la inmensidad del mar seguro sería menos dolorosa que terminar sin tí, solo en agonía.

MANIQUÍ  ➳JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora