16. Arte.

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// Vivo una vida, siento el dolor,
para cantar ésta canción, para contar la historia
Desearía nunca haber escuchado ésta canción.

Veo el mundo, me hace vomitar
Pero luego te miro a tí
Y se que en algún lugar hay un alguien que puede calmarme

Para mí tú eres una obra de arte...

\\ To me you are a work of art - Morrissey

Canción de la radio:

Jungkook y Sol.

Estaban solos. Y una vez que Jungkook tomó la mano de una confundida Sol con la suya, no la soltó más, ni siquiera para ir y sintonizar en la radio música que sea adecuada para el baile. Ella lo seguía mientras él tiraba de su agarre, preparando todo para ese baile prometido, aunque ella por dentro sabía que usaba eso como una razón para estar solos y poder sentirse, abrazar al otro, memorizar lo olvidado y recrear el mapa de sus figuras después de tanto.

Ese pensamiento llenó por completo las emociones de Sol y se sonrojó al pensarlo. Al fin estaba de la mano con la persona que más amó y quiso ignorar fallidamente. Una vez que Kook sintonizó algo bueno en el aparato se quedaron aún de la mano, parados como dos pequeños sin saber qué hacer. Ella aún sabía que él estaba desnudo por lo que para nada en el mundo permitió bajar su mirada, y eso la obligaba a enfrentar sus ojos y que él viera ese color carmesí en sus mejillas avergonzadas. Sólo soltó su mano para ponerse la ropa interior que estaba junto al resto de su ropa en un costado, y luego volvió tranquilamente, como si no hubiera estado desnudo hace un segundo, pues parecía que la desnudez no significaba nada para ellos más que otra manifestación del arte, ya sea corporal pero mucho más literal. Nada parecía importante o lo suficiente relevante para que sintieran vergüenza o cualquier sentimiento negativo, más que los que fluían por si solos sin arruinar el momento.

Sol quiso preguntar por qué el estaba desnudo o si sólo era parte de su imaginación y que necesitaba despertar pronto, pero no lo hizo. Tampoco cuestionó por qué no se habían sentado a hablar por horas para luego sólo tener sexo después, como muchas personas hacían y siguen haciendo. Parece que ellos no pensaban así, ni les gustaba aferrarse a cosas tan vanales como esas. No después de tanto tiempo estando alejados y de no saber lo que el otro podría ocasionar si hacían un mal movimiento, si hablaban de más, o si sólo la situación se volvía incómoda y quedaban hundidos en un silencio sepulcral. Pero el ambiente era todo lo contrario. La música sonando suavemente desde la radio parecía combinar con la claridad de la sala, que se salvaba de estar sumida en la oscuridad por la tenue luz de las lámparas casi anaranjadas. Las largas telas de punto de seda que colgaban desde el techo daban privacidad y suavidad al ambiente, las alfombras también aterciopeladas invitaban a acostarse en ellas a comer uvas como los dioses griegos, luego las vitrinas con pinturas celestiales dando más que un aspecto celestial digno de la realeza y de los dioses más divinos, acompañados con artefactos sexuales de todo tipo que indicaban que a pesar de la ilusión etérea del lugar, éste seguía siendo un museo donde el encuentro entre los dos era tan única, que el lugar se asemejaba al jardín de Edén, y ellos mismos representando a Adán y Eva.

Pero todo dejaba fluir la imaginación y también podría ser una obra teatral antigua, donde se usaban trajes decentes y vestidos largos, con los viejos muebles dorados y los tapizados de flores en las paredes, en una extraña sala donde se pintaba libremente y se ejercía arte sin ninguna atadura. La obra seguramente sería sobre dos almas gemelas reencontrándose otra vez después de una guerra o algo muy desgarrador que sirviera para la historia. Todo era perfecto, hasta cuándo se cortejaban tímidamente y el amor oculto al fin era liberado permitiendo a los protagonistas acercarse y decirse que se amaban sin precedentes. Pero en realidad no tenían ningún libreto puesto a que ellos sólo estaban tomados de la mano en la vida real y se preparaban para bailar sin decir nada, sin dar explicaciones o sermones. Eran raros, y eso era algo que tenían en común.
Ninguno de los dos sabía bien que harían, estudiándose los rostros después de haber estado separados varios años. Sólo tratando de mirarse más allá de las retinas y más hacía el alma, comenzaron a dejar que la música los guíe. Lentamente se movían de un lado al otro, en un suave vaivén siguiendo el compás, sosteniéndose por primera vez después de tanto. La sonrisa de Kook parecía brillar mucho más que un diamante y se contagiaba en los labios de Sol acompañando sus ruborizadas mejillas. Como si los primeros humanos en la tierra tomaran el control de sus cuerpos, ahora ambos dejaron sus cuerpos en ropa interior sin olvidarse de volver a tomarse de las manos para seguir bailando y podría considerarse que estar de esa forma era seductora, sexual, atrevida y también podía ser indebida, más sino podía exhibirse pureza, libertad, inocencia, como un acto de dejar que se muestre más que el físico, porque detrás de él mandaba el corazón y el alma.

MANIQUÍ  ➳JungkookWhere stories live. Discover now