Cinquante Quatre.

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El joven de cabellos negros se encontraba sentado en la cama viendo como el clima empeoraba afuera, se veía decaído y se notaba que no había dormido muy bien. 

Hoseok volteó su mirada a su lado, encontrándose con la mirada curiosa de un YoonGi recién despertado y con el cabello revuelto.

-¿Te sucede algo, Hoseokie?

-No dormí casi nada, me quedé la mitad de la noche pensando en que había desperdiciado años de mi vida por el estúpido miedo que tenía y jamás pude odiar como debería al hombre que lo provocó ¿Habría sido diferente si no hubiera tenido esa fobia?

-No nos habríamos conocido, probablemente. . . Pero piensa positivo, estás mejor, tu madre está bien y yo estoy contigo. Volví porque no podía vivir sin ti y cada cosa de pingüinos que veía me hacía recordar tu sonrisa, ya no podía estar lejos.

YoonGi tomó una de las mantas y los cubrió a ambos, aún sentados en la cama, miraron como la lluvia caía afuera.

El calor del mayor poco a poco logró trasladarse a las manos frías de Hoseok y su corazoncito pareció feliz otra vez.

¿Por qué YoonGi podía alegrarle tanto sólo así como así?

Porque eran dos pingüinos que juraron amor por siempre.

Hoseok lloró un poco, pero YoonGi no se dio cuenta porque su mejilla reposaba en el hombro del más alto, no pudo verlo.

El de cabellos negros dejó caer aquellas lágrimas porque había extrañado tanto esa sensación de seguridad que tenía cuando estaba con YoonGi que creyó que no sería capaz de vivir sin ella.

Quizá algún día le diría que no se permitió llorar los días que estuvo lejos porque quería ser fuerte, que le juró a cada estrella en el cielo que su amor eterno sería para el chico bajito o que se aferraba a la única prenda que había dejado YoonGi en su hogar para poder dormir bien imaginando que estaba a su lado.

 -' Pasitos de Pingüino ♡ yoonseok '-Where stories live. Discover now