D O S

1.4K 148 34
                                    

— ¿Yo qué hago?

— Tienes que cuidar de Lenahi, —recalcó. — Sabes que el grupo tiene conciertos pendientes por lo que nos tendremos que ausentar por unos días.

— Tengo miedo, sabes que no es seguro, —susurró lo último tratando de que no escuchara, pero de igual manera lo hice.

— Están muy bien protegidas Mika. No será necesario que salgan de la casa, tienen todo lo necesario aquí.

— Dicen que él regresó a Corea por ella.

Namjoon rodó los ojos irritado.

— Son solo cuentos, has oídos sordos, por favor.

Mika asintió y se despidió con un abrazo del chico con un zoquete en la cabeza.

— ¿Jimin?

Namjoon sonrió con melancolía, se acercó a mí y despeinó mi cabello con una de sus manos de forma cariñosa.

— Volveré pronto.

— ¿Jimin?— volví a preguntar de forma insistente.

Su mano abandonó mi cabello de forma inmediata.

— Adiós.

Desapareció por la puerta de la habitación con suma rapidez. Desvíe mi mirada a Mika, estaba sentada sobre el sillón individual blanco llorando.

— Voy a morir, —susurró.

Mi corazón comenzó a latir rápidamente al oír sus palabras. ¿Íbamos a morir?

Yo no quería morir.

Comencé a desesperarme, me puse de pie como pude, tambaleando caminé hasta el marco de la puerta, una delicada mano se posó en mi codo y me atrapó en un abrazo.

— Todo estará bien, —murmuró con la voz rota, eso solo hizo que  la desesperación empeorase mucho más.

— No es verdad, —logré decir.

La chica se separó de mi cuerpo y me llevó hasta la cama, nos sentamos frente a frente con los semblantes decaídos.

— Hay un loco suelto en la ciudad que secuestra mujeres, por eso estoy preocupada.

Llevé una mano a mi boca.

— ¿Loco?

Asintió con la cabeza.

— Pero no te preocupes, estamos a salvo, —dijo en un murmuro.

— No hay necesidad que te levantes, no temas, sólo estoy paranoica.

Tragué saliva no muy confiada de sus palabras.

Un fuerte golpe nos alarmó, mi corazón comenzó a latir fuertemente, escondí mi rostro entre mis piernas asustada. Mika no estaba tan lejos de cómo me sentía, comenzó a temblar, parecía apunto de caminar por las paredes.

— Quédate quieta, no hagas ningún ruido.

Solo pude asentir ante sus palabras. Sus piernas parecían dos pequeños fideos en tensión, salió de la habitación y el pánico me invadió. ¡Me ha dejado sola, ese loco puede matarme! Caí al suelo al intentar ponerme de pie, a rastras pude esconderme detrás del pequeño sillón individual. Tengo que regresar con el doctor, él me había prometido encontrar a Jimin.

Alguien se estaba acercando a la habitación, podía oír sus pisadas.

Cerré los ojos deseando desaparecer.

— Lenahi, soy yo.

— Tengo miedo, —susurré abriendo los ojos.

— Solo fue un gato molestoso irrumpiendo en la cocina, al parecer Jin dejó la ventana abierta.

— ¿No hay loco?

— Por ahora, no.

Mika tomó mis manos y me ayudó a ponerme en pie de nuevo.

— Será mejor que descanses.

Negué con la cabeza, con la poca fuerza que tenía hice que se sentará conmigo sobre la cama.

— Quiero saber más sobre mí, —dije entre tartamudeos.

Su rostro se tensó por unos momentos, pero luego sonrió con un poco de nostalgia.

— Nos conocemos desde los 4 años, en preescolar, mi madre me había dicho que eras una niña muy callada y tímida. Namjoon y yo éramos todo lo contrario, —soltó una pequeña risa y prosiguió—. Éramos como la mafia, un día acordamos en invitarte un poco del tomate que nuestro amigo solía llevar y desde allí fuimos inseparables.

Sonreí.

— ¿Y Jimin?

La sonrisa de Mika se borró por completo, desvió la mirada tragando saliva.

— También fue nuestro compañero, pero no fueron amigos hasta muchos años más.

— ¿Cómo es?

Volteó a obsérvame sorprendida.

— ¿No recuerdas su rostro? —preguntó aterrada.

— No puedo recordarlo, por más que lo intente no lo logro, por esa razón quiero encontrarlo, quiero volver a recordar cómo es, cómo me hacía sentir.

Mika comenzó a sollozar, cubrió su rostro con sus manos intentado evadir mi mirada.

— Estoy bien, estoy bien, últimamente estoy muy sensible, lo lamento.

— El doctor dice que llorar está bien.

— Supongo que tiene razón.

— Mika, ¿en verdad no saben dónde está Jimin?

— No, no pue...—se interrumpió así misma—, no sabemos.

Fruncí el ceño impotente.

— ¿No era nuestro amigo?

Mika soltó otro sollozo.

— Se fue sin decir nada, luego nos enteramos que se fue al extranjero por una mejor calidad de vida.

— ¿Me dejó sola? —pregunté conmocionada.

— No, no, —dijo Mika abruptamente—. No pienses eso, él no se fue porque quería.

Mordí mi labio inferior para no llorar.

— Pensé que Jimin era mi mejor amigo.

Mi amiga dejó de sollozar y se lanzó a mis brazos.

— Lo fue créeme.

Después de algunas escasas palabras bajamos a la primera planta del departamento, comimos algo ligero y volvimos a la habitación. Desde que llegué aquí no me han permitido salir a la intemperie, Namjoon decía que era peligroso, pero mi necesidad por encontrar a Jimin era más fuerte, pero ahora que sabía que estaba en otro país mi ilusión de encontrarlo fallecieron por completo, yo quería que fuera mi guía, que fuera él que me ayudase a encontrar mi yo de antes, a ser Lenahi de antes.

— ¿Lenahi?

— ¿Uh?

— ¿Estás bien?

— Supongo que sí, —murmuré.




AnormalWhere stories live. Discover now