V E I N T I U N O

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Meses después.

Desde el día en que me instalé en Alemania, sentí una extensa liberación, como si volviese a la vida. Al fin sentía la paz en mi entorno, con la ayuda de mis mejores amigos y el doctor Wu pude enlazar mis recuerdos y aprender más cosas de mi yo pasado. Pude ser capaz de recordar cómo escribir y leer, aunque alguna que otra palabra se me olvidaba.

Sé que Jimin mató a mi padre el día en que Yoongi me secuestró. Cuando mi padre se encontraba en el marco de la puerta del lugar deshabitado suplicando que me dejase ir, el disparo sonó fuera del recinto, su cuerpo cayó inerte en el suelo detrás se dibujaba el rostro de Jimin sosteniendo un arma.

El odio que debería sentir no existe, por ninguno de los dos, porque he llegado a la conclusión que sería muy hipócrita de mi parte sentirlo y maldecirlos, al contrario siento rabia de mí misma por no haber sido lo suficientemente valiente para frenar a Yoongi.

De todo lo malo lo que he vivido debo de sacar algo positivo.

Namjoon llegó a comentar que Jimin había intentado topar mi paradero, pero la protección que brinda el estado alemán es impenetrable, por lo que falló estrepitosamente, Issing sigue siendo la sombra de Jimin. De Yoongi no sabía mucho, lo último que supo de él fue el mismo día en quese despidió de mí.

Vivir en un pequeño pueblo rural tiene sus ventajas, el silencio y el paisaje lleno de vida.

Sentada sobre una silla en el porche me encontraba acariciando mi vientre, después de todo lo único bueno de todo era mi pequeño bebé.

Al sentir el cálido viento golpear mi rostro me hizo despabilar a la realidad. Yifan apareció por el marco de la puerta con dos manzanas en una mano, en silencio tomó asiento al lado mío, me ofreció una fruta con una media sonrisa, la cual acepté.

- ¿Este se volvió tu lugar favorito? – interrogó. – Lo digo porque desde que llegamos aquí te la pasas horas enteras acariciando a Hansol.

Las esquinas de mis labios se curvaron levemente.

- ¿No disfrutas del silencio y la vista llena de vida? Es un lugar extremamente relajante.

- Tienes razón. – atinó a contestar dándole una mordida a la manzana.

Yifan comenzó a actuar extrañamente desde hace cuatro meses atrás, su semblante siempre se encuentra decaído cuando se pierde en sus pensamientos, cada vez que trato de saber lo que lo atormenta me pide sutilmente que no me preocupara, que él se encargaría de sí mismo.

La única conclusión que me queda es que se sienta vacío y desolado, total su prometida, a la persona que ama, se encuentra a millones de kilómetros de aquí.

- Siento mucho que te hayas quedado conmigo aquí.

El doctor volteó todo su cuerpo hacia mí con los ojos entrecerrados.

- Por favor Lenahi, ¿cómo iba a ser capaz de dejarte de lado en un país ajeno a ti? Además, no puedo volver a China fácilmente, algunas personas reclaman mi cabeza.

- Debes extrañar la ciudad, el ruido y el tráfico. – agregué dando una pequeña a la jugosa manzana.

- Los primeros meses, sí, pero me mantuve con una mente positiva y poco a poco me fui acostumbrando, al igual que tú.

- ¿Y tu prometida?

El semblante cambió completamente.

- La han asesinado. – musitó lentamente. – Eso también fue una de las causas por la que el estado me retuvo aquí.    

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Yoongi observaba la nada mientras todo a su alrededor se divertía.

Esta separación es tan difícil de sobrellevar, la palabra difícil no explicaba el tamaño del dolor que sentía, algunas veces le quitaba la respiración por algunos segundos. Lo más absurdo es que él nunca tuvo una relación real con Lenahi, él nunca fue Jimin.

Él solo había querido sentir el amor correspondido, el saber que el amor es mutuo y que podría confiar plenamente en una persona y viceversa.

Removió con sus dedos el hielo del vaso y lo llevó directo a sus labios absorbiendo el líquido en unos escasos segundos.

No, no sería lo mismo, pensaba.

Simplemente era imposible, Lenahi y Jimin formarían una familia feliz del cual no formaría parte.

Palpó los bolsillos de su chaqueta y al encontrar el bote de pastillas la lanzó sin meditar entre medio de las personas que bailaban ajenas a su infierno.

¿Para qué seguiría el maldito tratamiento si eso no haría desaparecer al hijo de Jimin?

Tal vez, solo tal vez, si los efectos de los sedantes y químicos deshabitaban su cuerpo sería capaz de matar todo lo que se interpusiera ante su objetivo.

Jimin estaba muy inquieto caminando de un lado para el otro. Issing lo observaba de reojo mientras garabateaba en su viejo cuaderno.

- No puedo seguir de esta forma. – declaró.

- En definitivo no.

- ¿Aún no tienes nada de información? – en cada palabra habían gotas de desesperación.

- Nada, es difícil de obtener información en ese país, ten paciencia.

- ¿¡Cómo quieres que tenga paciencia si ni siquiera sé dónde está!?

Issing apretó los dientes maldiciendo internamente a su jefe, dejó de lado su cuaderno y fulminó con la mirada a cierto ser.

- Tu plan iba a fallar desde el principio, ¿por qué decidiste dejar el escape libre a Mn para que se la llevara? Eso fue uno de los errores más estúpidos.

- Necesitaba que Yoongi se convenciera del todo y que mejor que con sus propios ojos.

- Había leído sobre el embarazo, y los síntomas aparecen alrededor de los dos meses y ella apenas llevaba días, ¿cómo pudo saberlo de todos modos? – puntualizó cruzando las piernas.

- Lenahi sufría de dolor de cabeza y mareos en ese momento, por lo que fue un extra y definitivo para el plan.

- Entonces, ¿realmente no sabes si ella espera o no un hijo tuyo? – la sonrisa divertida y sarcástica característico de Issing se acentuó más.

El silencio que invadió el pequeño salón bastó para confirmar la respuesta.

- Ni siquiera estás seguro si espera o no un hijo tuyo. – lo regañó rodando los ojos.    

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