CAPÍTULO XII (Parte 3)

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Las calles que íbamos atravesando en el coche estaban llenas de gente que se iba acercado o a la plaza o a las playas para disfrutar lo que quedaba de noche por delante cerca de las hogueras.

- ¿Dónde me llevas, Clarke? – me preguntó por quinta vez desde que nos sentamos. – ¿No estarás intentando raptarme?

- Ahora lo verás. Tardamos diez minutos más.

Enseguida nos alejamos del centro de la ciudad y puse rumbo a una de mis playas favoritas de Gijón: la playa de la Ñora. Aunque lo que de verdad me impresionaba eran las vistas que ofrece su mirador, y al estar alejada del centro con un poco de suerte estaría bastante despejada. Y así fue. Sólo había un par de coches más aparcados allí.

Salí del coche y la esperé para coger su mano y guiarla hasta el mirador. Esta tranquilidad era una de las muchas cosas que echaba de menos del norte, el ruido del mar, la brisa... Eché un vistazo a sus ojos, que estaban inspeccionando el poco paisaje que se distinguía y la hoguera que había hecha a un lado de la playa, rodeada de un grupo pequeño de gente.

- ¿Te gusta lo que ves? –Desvió su mirada del fuego lejano y la clavó en la mía, sonriendo mucho.

- Me encanta.

Nos quedamos unos segundos en silencio, cada una pensando en sus cosas, observando lo que nos rodeaba. Las rocas que rodeaban la pequeña playa, las olas, la luna reflejada en el mar.

- ¿Qué sabes de la noche de San Juan?

- Poca cosa, la verdad: fuego, fiesta...— se rió— quemar apuntes... lo típico.

- Bueno... por aquí tiene un significado algo más... místico que quemar los apuntes y las agendas del curso. La gente piensa que las hogueras sirven para espantar los malos augurios, para purificar el alma o para atraer los deseos. Mi padre me contaba un montón de leyendas que giraban en torno a esta noche, sobre seres que quieren interferir en los deseos que se hacen a las hogueras, y si los enfadas te estropean la fiesta. –la vi sonreír mientras seguía observando lo que ocurría al fondo de la playa.—Pero no todo es fuego en esta noche. También dicen que es importante el agua en la noche de San Juan.

- ¿El agua? –Me miró extrañada.

- Sí. Dicen las leyendas que si te bañas esta noche en el mar tendrás salud todo el año. Pero no sólo hay que meterse. Hay que hacerlo de espaldas a la luna y claro, sin ropa. Y sumergirse, saltar olas... cosas de leyendas, ya sabes.

- ¿Y para qué sirve? –Volvió a mirarme a los ojos. Y los suyos brillaban de una manera especial por el reflejo de la luna. Más bonitos que de costumbre.

- Salud, fertilidad, echar las energías negativas...

Mientras hablábamos una pareja salió corriendo del grupo que había en la playa y se metió en el agua, de espaldas, sumergiéndose doce veces y saltando siete olas. Cuando salieron, les dieron un par de toallas y recogieron sus cosas, subiendo hacia el aparcamiento y dejando la playa desierta.

- ¿Vamos? –Me sorprendió agarrando mi mano y dirigiéndose hacia el camino por donde habían aparecido los chicos.

- Espera un segundo. – Eché una carrera al coche. Mi madre solía tener una manta en el maletero, y por fin sería de utilidad para algo. Bingo.

Cuando volví la vi a lo lejos, casi a la orilla del mar, dejando la última prenda que vestía en la arena y dirigiéndose sin pensarlo mucho hacia el agua.

[Clexa AU] Cuando me elegí a míWhere stories live. Discover now