CAPÍTULO XVII

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---Tenía bastantes ganas de ponerme con el tema, así que conseguí un bocadillo y una coca-cola en uno de los bares de la calle y volví a la oficina en menos de quince minutos. Me metí en uno de los estudios, enchufé el ordenador principal y me puse los cascos.

Ahí empezó una de las tardes—y días— en las que sentí más presión desde que comencé a trabajar ahí. ---

Llevaba ocho días trabajando sin parar en ello. Me iba a casa con la canción en la cabeza, me atrevería a decir que la escuchaba hasta durmiendo. Lexa se pasaba por la oficina casi todas las tardes para ir escuchando los avances y darme su opinión, y poco a poco fuimos dando forma a esos cuatro minutos veinte segundos que para mí significaron tanto en tantos sentidos.

Anya nos miraba reírnos y entraba a escucharla todos los días antes de irse. A mí me daban las mil cada día. Ese viernes estaba más desesperada que de costumbre. Había algo que no me cuadraba. Algo a destiempo, algo me chirriaba y no sabía qué era.

- Clarke. –Noté que alguien había entrado pero no podía apartar la mirada de la pantalla donde aparecían todas las pistas. –Clarke, vete a casa.

- Necesito encontrar que falla aquí. Escúchalo, por favor. –Me di la vuelta y ahí estaba Anya con cara de "te he dicho quince veces que ya estaba, vete a casa de una vez."

- Clarke, te voy a dar un consejo para que no te vuelvas loca. No puedes trabajar en exclusiva en un tema durante tanto tiempo. Entiendo que sientes la presión encima por ser el tema que es. Pero necesitas airear tu cabeza. Vete a casa, sal por ahí, vete a una discoteca donde pongan la peor música que puedas imaginarte, yo qué sé, pero haz que tu cabeza piense en otra cosa que en la canción durante todo el fin de semana. Y el lunes, tranquilamente, la volvemos a escuchar con Lexa también. Yo la doy por terminada ya, pero te dejo que te des ese tiempo y el lunes por la mañana lo terminamos. —Hizo amago de irse, pero se volvió en el último momento.—Ah, y Clarke: buen trabajo.

Me echó una sonrisa y se marchó. Solté una bocanada de aire y me estiré en la silla. Igual sí era buena idea despejarme un poco.

Lexa estaba liada con ensayos y no sabía nada de ella aún. Las próximas semanas estaría liada con el videoclip del tema y quería dejar algunas cosas resueltas antes de desaparecer unos días de allí. Se exige demasiado, pero está claro que es lo necesario para estar donde está ella.

Escribí a Octavia y a Raven a ver si les apetecía tomarse una cerveza antes de acogerme al plan fácil de "Netflix y nada". Quedé con ellas en un bar que solíamos frecuentar. Recogí mis cosas y me fui para allí. Cuando por fin llegué, no había ni rastro de ellas. Conseguí una mesa y saqué mi móvil.

Lex, he quedado con Octavia y Raven, no sé si te apetecerá venirte cuando salgas. Si no, puedo ir a tu casa cuando eso. Dime lo que sea ;)

Apenas mandé el mensaje entraron las chicas por la puerta. Se las veía contentas, y no dejaban de echarse miraditas. Me hacían bastante gracia. Cómo Octavia conseguía que Raven dejara de ser tan Raven y fuera más dulce. También me daban bastante envidia, pero intentaba no pensar en eso.

Intentaron que les hablara de la canción de Lexa, y yo la verdad que quería gritarlo todo: no sólo que me parecía la mejor canción que había compuesto Lexa Woods hasta la fecha—y no porque esté siendo cosa mía—, sino que hablaba de nosotras. Pero de momento era secreto de estado.

Al rato recibí un mensaje de Lexa.

Yo creo que no hace suficiente calor en Madrid como para que tengamos que dormir hoy separadas, ¿no? Estoy saliendo del ensayo, estáis donde siempre, no? Puedo pasarme a por ti como en.... Media hora? O prefieres venirte tú más tarde? Necesito una ducha más que nada en este mundo.

Sonreí mientras lo leía. No sé por qué, simplemente me hacía sonreír.

Entonces que vengas a por mí o no va a depender de si quieres esa ducha acompañada o no. Y sabes que yo puedo ser bastante buena compañía.

Me sorprendí mordiéndome el labio mientras le contestaba.

- Clarke, deja demandar mensajes guarros a quién tú ya sabes, ¿no? ¡Qué estás en público!—A veces me daban ganas de matar a Raven.

- Idiota. Es Lexa, que sale ahora de ensayar y creo que va a venir a por mí en un poco.

- Haces bien. Nosotras tampoco queríamos liarnos demasiado hoy.

Media hora como mucho, Clarke ;) Te aviso ahora.

En apenas veinte minutos entró por la puerta del bar y se dejó caer en el sofá en el que yo estaba sentada.

- Vaya carita de cansancio traes, Lex...

- Es proporcional a lo que siento. ¿Cómo vais? ¿Nos recogemos?

Di un trago largo para terminar lo que me quedaba de cerveza y la guiñé un ojo mientras con un movimiento de cabeza señalé la puerta.

- Vámonos.

Normalmente hacíamos el camino hasta su casa dando un paseo, pero de verdad se la veía agotada en ese momento. La animé a que cogiéramos un taxi, y aunque insistió en que estaba bien acabó cediendo.

Pasamos un fin de semana muy tranquilo. Cada vez que salíamos a la calle echaba más de menos los veranos en casa, al fresco, de vaqueros y sudadera gorda por la noche. Pero algo malo tenía que tener la Capital.

El lunes fui con ella a la oficina a primera hora. Había intentado que escuchara la canción varias veces esos dos días, pero ella también había recibido instrucciones de que no se me permitiera tal cosa. Maldito complot en mi contra.

Estaba bastante gente al tanto de lo que pasaba en esa sala. Antes de enseñársela al resto, Anya y Lexa se pusieron los cascos y la escucharon un par de veces. Al terminar se miraron y sonrieron. "Este es."

Yo seguía queriendo hacer cambios, deshacer otros, me estaba poniendo nerviosa. Era una sensación como de impotencia a la vez que de satisfacción. No sabía muy bien el sentimiento que me producía. Igual era nerviosismo. Tampoco había hecho tanto en verdad. La magia salía de las letras y los acordes de Lexa. Yo sólo le di unidad. Pero mi carga sobre ello era enorme.

- Pues parece que tenemos single.

- Y muy bueno además.

Respiré hondo y me perdí en un vacío de pensamientos durante unos segundos. Ya estaba.

- Es genial, Clarke. –Lexa me sonrió de una forma tan sincera que hizo que me calmara un poco.

Ambas salieron hacia el despacho de Anya mientras iban comentando lo que serían los siguientes días. Enseguida me uní a ellas. El miércoles empezaría la grabación del video y duraría hasta el sábado. Mi trabajo estaba hecho. Y de repente yo solo quería que todo el mundo escuchara nuestra historia.



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[Clexa AU] Cuando me elegí a míWhere stories live. Discover now