Capítulo 3

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Cronos

Entré rápidamente por un pasillo oscuro, tenía un humor malísimo hoy. Aquella chica era el mismo diablo personificado, su actitud podría hacer doblegar a cualquier soldado con una sola palabra. Recordé como sus lindos ojos azules me miraron desafiantes y como me gritó "idiota" frente a muchos estudiantes. Algo en todo eso me causó mucha gracia y excitación. Esa chica tenía un cuerpo de infarto y no era cobarde como las demás chicas que me rodeaban, al contrario tenía más pelotas que muchos de los hombres que trabajaban para mí pero me había dejado en ridículo frente a mi equipo y no se lo pondría fácil.

Entré por a una puerta que daba a un habitación con poca iluminación solo tenía una pequeña bombilla casi rota y cuando entré uno de mis hombres de guardia me saludó con un asentimiento de cabeza. La habitación tenía un olor a putrefacción y humedad.

—Jefe que bueno que llegá—me dijo Mike el encargado de los aparatos técnicos y hacker de nuestra organización. Éste vestía siempre de negro de los pies a la cabeza y ocultaba su rostro con una pequeña máscara negra, solo se veían sus ojos color ámbar.

—¿Qué ha pasado con la información que te pedí?- pregunté de mal humor.

—Ya la tengo, es el cartapacio a su derecha—me giré tomando unos documentos en una mesa a mi derecha y los hojeé. Sonreí viendo la información que tenía en mis manos.

—Gracias Mike—dije despidiéndome.

Salí fuera de esa pequeña casa y me adentré a mi preciado Audi A5. Cuando volví a mirar la dirección que tenía uno de esos documentos, aceleré mi auto rumbo a ese destino. Unos minutos más tarde estaba frente a un edificio de ladrillos, mirando las ventanas de lo que debían ser apartamentos, tratando de calcular cuál de todos esos era de esa pequeña diabla.

Cuando estaba apunto de irme pudé apreciar por el rabillo del ojo, una silueta muy conocida para mí. Ella cargaba su mochila con una gran sonrisa y su cabello se movía con el vaivén del viento. Una verdadera delicia. Se adentró al edificio y poco después vi una luz encenderse en uno de los apartamentos así que ya sabía cual era el suyo. Miré los documentos y observé su número telefónico. Una idea cruzó por mi mente y sin pensarlo bien ya estaba sacando mi iphone del bolsillo de mis pantalones.

Agregué su número en contactos con el apodo que la describía perfectamente, "Diabla".

Tecleé un mensaje para tratar de asustarla y pulsé enviar.

Imaginando que ella no me iba a contestar, apareció su respuesta.

De: Diabla

¿Quién te dió mi número?

Escribí la respuesta a su pregunta y esperé que me enviará de nuevo un mensaje mientras miraba la ventana de su apartamento.

De: Diabla

¿Nadie te ha dicho que eres un idiota y egócentrico?

Sonreí al leer su mensaje mientras escribía algo de vuelta pero su respuesta no llegó y algo me decía que lo había hecho a próposito aunque algo me divertía de su cáracter. Aceleré mi auto y fui directo a mi casa pero en el trayecto mi celular sonó con el tono especial que le tenía a Chad.

—Dime Chad, espero que sea urgente— hablé de mala gana y escuchando como él suspiraba.

—Llegó la mercancía de tu padre. Está en el almacén.

—En un momento llegó allí—enganché la llamada y me desvié en ruta al almacén donde me reunía con mi equipo.

Al llegar visualicé un almacén abandonado pero rodeado de varios gatilleros que trabajaban para mí. Al verme ellos abrieron las rejas que daban acceso al lugar y luego estacioné mi auto. Me bajé y caminé hasta llegar a la puerta del edificio. Me recibió Chad con una descripción de la ruta que deberían seguir para entregar la mercancía y luego me reuní con mi equipo Chad, Alex y Tyler quienes custodiaban a un hombre sentado en una silla, vendado de la boca y amarrado de los pies y manos. Al verme su expresión era de pánico.

Mi DiablaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora