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Cuando llegaron a la habitación de Raphael y entraron, Jace estaba caminando de un lado a otro mientras que Raphael sufría un tic en su pierna, Magnus cerró la puerta mientras se quedaba apoyada en ella.

— ¿Que ha pasado? ¿Y Sebastián?— preguntó Jace.

Alec sacó el lápiz y comenzó a moverlo entre sus dedos con nerviosismo.

—No podemos confiar en Sebastián ahora, ni en Tessa o Jem— dijo Alec.

— ¿Ragnor y Magnus?

—En ellos si—respondió de nuevo.

Vio cómo Raphael se levantaba de su lugar.

— ¿Qué has averiguado?

Alec estiró su brazo y comenzó a dibujar la otra mitad de la luna, viendo como quemaba su piel y salía un poco de humo.

— ¡¿Qué estás haciendo?!—gritó Jace.

—C—Calla—respondió con dificultad Alec.

Para terminar su trabajo y ver la otra parte de la luna de un color blanco brillante, como debía ser, como el que tenía Magnus.

—Tenemos que hacernos esto, confíen en mí—añadió Alec.

Vio cómo Raphael levantaba su remera y le mostraba la marca, se agachó pero cuando iba a asentar su mano en su cuerpo, fue empujado por Magnus quien tomó la estela y se dedicó a dibujar el en el cuerpo del otro moreno.

—Una línea mal y esto no servirá— dijo Magnus—hiciste muy bien tu trabajo Alexander, pero debo hacer esto yo.

Después de unos minutos la marca fue terminada, con un Raphael a quejas, Alec volvió a tomar la estela y caminó hasta Jace quien comenzó a negar.

—No, no quiero Alec, no me toques con eso.

—Jace, si no te colocas esto, esta noche la marca será terminada.

No sabía bien si eso pasaría, pero Jace tampoco lo sabía, así que decidió mentir.

—Y no confiaré en ti cuando tengas la marca completa—completo.

Vio como su amigo abría los ojos asombrado.

— ¿E—Enserio?

—Esto es más malo de lo que piensas hermano, confía en mí y solucionaremos todo, solo colócate esto.

El chico rubio hizo a un lado su cabeza y dejó el cuello a la vista, Alec tomó la estela y suspiró, si algo salía mal, Jace estaría en peligro y no se lo perdonaría jamás.

—Auch.

—Shh, aguanta solo queda un poco.

Mordió su lengua mientras terminaba el círculo, estaba terminado, lo había hecho bien, se dio vuelta mientras sonreía a Magnus y guardaba la estela.

—Deben comportarse normales, Jace debes tapar esa marca, no deben sospechar de nosotros, cuando tengamos el contacto con nuestra jefa principal entonces daremos el siguiente paso.

— ¿Quién es ella?—preguntó Raphael.

Alec sospechaba, pero aún no podía aceptarlo por completo, los libros le habían dicho que estaba en lo incorrecto, que era algo ilógico.

—No me creerían.

—Solo dilo— pidió Jace.

—La luna— susurró Magnus.

Haciendo que Alec se quedará casi sin aire, ella si existía.

Ese mismo día, Magnus se mudó a la habitación de Raphael, dándole la escusa a la pareja que se había encariñado con el chico y quería compartir más tiempo, mientras que Alec había hospedado a Jace en su habitación para evitar nuevos sucesos y repartirían horas para vigilar.

La pareja no sospechaba y Sebastián había comenzado a andar detrás de ellos, Ragnor tampoco había salido de su habitación, había dicho que había pescado un resfriado, solo Magnus bajaba y buscaba comida para todos, a veces en compañía de Raphael.

—Cerraré mis ojos una hora y tú dormirás las siguientes, no sueltes la daga y no te duermas— susurró Alec.

El rubio asintió, la puerta había sido atracada con una silla y la ventana cerrada dejando que la luz de la luna entrará por ella. Alec se recostó alado de Jace y cerró los ojos, sabía que un solo movimiento y el reaccionaria.

Se durmió con facilidad, y por primera vez soñó, estaba en una habitación blanca, había una mujer de piel azulada y pelo blanco en el medio, llevaba un vestido blanco largo y tenía una sonrisa encantadora.

—Alexander.

El ojiazul la miró confundido.

— ¿Quién eres?

La mujer comenzó a pasearse por la habitación.

—Dímelo tú, ya me conoces.

Alec negó.

—No, nunca la he visto.

—Claro que si, solo se estar de otra forma.

El chico sorprendido y dándose cuenta de quién era se arrodilló.

—Siento mi ignorancia, señora.

Pidiéndole a la luna. •Malec•Where stories live. Discover now