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Alec.

Después de un suspiro y unas miradas de aliento, los cinco se movieron hacia la mansión con sus armas en sus manos, con sus miradas atentas por si algo ocurría, pero nada pasaba, no había rastro de los oscuros de querer atacar, como si le esperarán como perros en busca de comida allá en la casa, Alexander sintió un ardor en su pecho dirigiendo su mirada arriba, en una ventana de una habitación podía ver a Jace mirando hacia afuera, hacia él, como si le estuviese llamando.

—Voy a subir, ustedes quédense aquí y cubran mi espalda— susurró el ojiazul— iré por mi Parabatai.

Comenzó a dar pasos hacia adelante colocando su arco en el carcaj y tomó una daga para colocarlo cuando estuviera subiendo en su boca por si algo ocurría allá arriba, alguien lo detuvo, tenía la esperanza de que fuera Magnus y le dijera algo para cortar la relación tensa que había aparecido en ambos, pero no fue así, Isabelle estaba tomando de su brazo mirándole con pánico en sus ojos.

—Ten cuidado hermano— susurró Isabelle— sube por las enredaderas y mantén peso liviano para no caer.

El ojiazul asintió para después seguir hacia adelante, sin antes dirigirle una mirada a Magnus, quien corrió la mirada haciéndole poner un poco mal por aquello, pero no dio paso hacia atrás, siguió hasta acercarse lo más cerca posible de la casa y dirigirse hasta la enredadera tomándolo entre sus manos para ver cual firme estaba, aún no sabía cómo los oscuros no salían ¿Acaso estaban esperándoles? Llevó la daga a su boca y comenzó a subir sintiendo la sensación de que en cualquier momento se rompería, caería de espalda y moriría.

"Jace, iré por vos hermano mío."

Las espadas comenzaron a escucharse abajo, miró hacia el ruido viendo como los oscuros habían salido para atacar, comenzando una lucha a la cual él no estaba, dirigió su mirada hacia arriba para seguir subiendo para poder llegar rápido y así volver a ayudar cuidando de los chicos Bane, no podía dejar que nada les pasara. Cuando llegó a la ventana, está ya estaba abierta dándole la bienvenida, entró viendo a Jace con una espada en su mano, sus ojos ya no eran dorados, ni uno dorado y el otro negro, ahora solo estaban de un color oscuro como los demás oscuro, su pelo iba hacia adelante llevando una vestimenta negra que lo hacía ver mucho mayor, su brazo, donde la marca estaba ya en negro estaba al descubierto.

—Si te mato, seré parte de los oscuros— dijo Jace— no quiero hacerlo, eres lo más preciado que tengo, pero... me prenderán fuego vivo si no lo hago.

—No lo harías, lo sé, lo siento en mi pecho ¿Sabes por qué? Porque eres mi hermano, mi Parabatai, no serías capaz de hacerme nada como yo a ti— dijo con dificultad Alec.

Hizo pasos lentos hacia adelante para acercarse a Jace sin asustarlo, lo que menos quería era luchar con su amigo, solo quería recuperarlo y poder irse de ahí.

—Pero no me amas— dijo dolido el rubio.

—Lo hago, pero no de esa forma que tú quieres Jace, solo estás confundido, hemos estado el uno para el otro tanto años que crees que me amas, pero no es así, amar una persona es de una diferente manera, tú y yo nos prometimos ser hermanos, Clarissa te está esperando, una vida, una familia y yo estaré ahí para cargar a tus hijos para que me llamen tío y poder mirarlos.

—Yo no amo a Clarissa.

Alexander se acercó un poco más, pero el rubio hizo dos pasos hacia atrás para que se detuviera, parecía luchar con querer matarle o solo huir y no escucharlo más.

—Si lo haces, Jace yo solo quiero tenerte a mi lado, trabajar, conseguir una casa y hacer una vida normal— respondió el ojiazul— ¿Acaso no quieres eso? ¿Acaso no nos prometimos eso?

—Te irás con Magnus.

—No, no me iré, te necesito Jace— suplicó Alec— allá abajo están luchando para salvarte los hijos de Magnus, Raphael y Max, quien son igual que nosotros, humanos, y se han decidido a venir a pesar de saber que sus vidas están en riesgo, por favor mírame, estamos para ti, estoy para ti, los chicos Bane están para ti, hasta Isabelle te ha llamado hermano ¿Acaso no querías una hermana? Ella está aquí para esperarte y salvarte.

Cuando se acercó de nuevo Jace se asustó y le dio un rasguño con la espada que lastimo su pecho, Alexander dio pasos hacia atrás, el rubio asustado tiró la espada para comenzar a llorar y tirarse a sus brazos, como el chico que él conocía antes de que sucediera todo esto, alguien vulnerable frente a su vista.

—Lo siento, lo siento Alec— sollozó Jace— lo siento, no quise hacerte daño.

El ojiazul lo separó un poco y tomó de su brazo para juntar ambas marcas susurrando las palabras que Rafael le había hecho aprender "Kthehu tek unë" una y otra vez, "vuelve a mí", dejando que lo demás hiciera efecto, una luz se presentó en ambos brazos para después separarlos por una corriente que hizo separarlos, al mirarse los brazos vieron como la marca estaba como la primera vez que lo vieron, a la mitad, al mirar a su amigo rubio vio como sus ojos oscuros volvían a aclararse y la quemadura de una marca en alguna parte de su cuerpo cerrando su vínculo Parabatai finalizó todo aquello.

—Jace— sonrió.

Abrazó con fuerza a su hermano feliz al saber que los hijos de Magnus no habían estado equivocado, eran Parabatai y lo tenía de nuevo junto a su lado, pero la puerta abriéndose en un golpe los puso alerta, el ojiazul sacó su arco y una de sus flechas en un movimiento rápido apuntando a la puerta, donde estaba Sebastian mirando a Jace sorprendido por encontrarlo así.

— ¡¿Qué has hecho?!

Un grito afuera le hizo sobresaltar, sonaba a Max, quería ir corriendo a ver, pero Sebastian les estaba apuntando con la espada, miró a Jace quien se levantó para colocarse a su lado, se estaba viendo mejor, como una persona, este miraba molesto al otro chico, al que le había convertido en aquello, tomando su espada con dureza mostrando que no estaba de un humor agradable por verle.

—Déjame, yo me encargo de él Alec— dijo Jace.

No confiaba en aquello.

—Por favor Alec, si Max está herido yo no podré soportarlo, no podré sentir la culpa de que haya venido aquí para salvarme y le haya sucedido esto.

Pero el chico Bane era importante para él, ambos lo sabían.

—Confío en ti Parabatai— dijo Alec.

Jace sonrió, comenzó a dar vuelta con su espada en sus manos haciéndose ver su egocéntrica habilidad y así mirar con una sonrisa egocéntrica a Sebastian. Mientras que el, sacó su estela y por instinto la pasó por su otro brazo viendo una runa aparecer a en su piel, caminó hasta la ventana, sintiendo a la luna susurrar Agility, al parecer en nombre de la runa, después de eso saltó sin saber si habrían consecuencias...

Pidiéndole a la luna. •Malec•Where stories live. Discover now