Cómo una sola y simple palabra podía obsesionarte hasta límites insospechados.
"Compañera"
¿Qué diablos significaba eso? En teoría, sabías lo que una compañera significaba para los lobos. No había una edad preestablecida para encontrar a tu compañero, pero todos los lobos tenían uno. Alguien con quien desarrollaban una conexión espiritual y física preestablecida, era un proceso extraño y diferente al romance humano.
Y sobretodo, un fenómeno que sólo se daba entre lobos.
Jin no podía referirse a ti con lo de "compañera" de Yoongi. Igualmente no podías preguntarle porque estabas segura de que el lobo te arrancaría la garganta de saber que lo habías estado espiando a él y a Namjoon.
Suspiraste, resignándote a no dormir otra noche más.
Habías pasado el día entero intentando alimentar a Yoongi, lo cual había resultado ser un proceso agotador y doloroso. Yoongi estaba intoxicado por su fiebre y tenía una actitud horrible contigo, pasando de suplicarte a insultarte en cuestión de una cuantas negativas a sus propuestas.
Sin embargo tú seguías firme en tu decisión de ayudarlo como amiga.
Cerraste los ojos girándote en la cama. La cabaña estaba a solas, ya que Jin había salido con Namjoon a asistir a una especie de reunión entre los sabios de la manada. El mayor no especificó mucho, dejando claro que pensaba que nada de eso era asunto tuyo, pero sabías que se trataba de los problemas que tenían con la manada de Busan.
Te morías por saber más, pero debías ser cautelosa.
Algo resonó en el cristal de tu ventana y frunciste el entrecejo. Alguien estaba tirando pequeñas piedras y palos para llamar tu atención.
—¿Tae? ¿Qu...? Auch— Te quejaste cuando una piedra te golpeó casi en el ojo al abrir la ventana.
—Woops, lo siento. —Rió el lobo— Quería verte. Imaginé que estarías aburrida bajo la orden de encarcelamiento de hyung.
—Lo estoy. —Suspiraste— Pero tú no puedes estar aquí, Tae. Dijeron que no podía ver a nadie de los chicos.
Taehyung te dedicó una sonrisa adorable pero nada inocente, que revelaba los planes que tenía estaban lejos de obedecer a sus mayores.
—Estarán fuera toda la noche. Vamos a divertirnos un poco.
—Tae...
—¡Vamos! Te mereces esto. Han sido días enclaustrada ahí dentro. Un poco de aire fresco no te hará nada malo.
Tenía razón, pensaste. Sabías que no estaba bien desobedecer pero necesitabas salir de ese ciclo obsesivo de pensar, respirar y hablar sólo de Min Yoongi. Ibas a perder la cabeza.
—Ok, dame cinco minutos y salgo.
➼
—Tae ¿Adonde vamos?
—Fuera de la reserva ¿O quieres que nos pillen?
—Pero...—Miraste alrededor insegura. El bosque era oscuro y profundo como un pozo sin fondo, pero Taehyung se movía con seguridad y conocimiento, como si aquellos kilómetros de salvaje naturaleza fueran tan familiares como las líneas de la palma de su mano.
Te guió por caminos que apenas entendías por unos veinte minutos y de repente, paró en seco. Fue tan de imprevisto que tú seguiste andando y tropezaste con su espalda.
