❝And I'm so damn scared
Of dying without you,
But I've come prepared
Resolved for my life to wear a funeral suit.
And don't lie, don't lie,
Don't lie, I know we're fixing to die.❞
{ ▬ https://youtu.be/4D_RqORb8ns }
El campo de batalla se llenaba paulatinamente de expresiones de euforia y orgullo ante la inminente caída de los lobos de Jay.
Hoseok se había percatado de la huida de varios de ellos, pero no los suficientes como para emprender una redada.
Era en aquel momento cuando el silencio reinaba después de la sangre. Era aquel momento el que más asustaba secretamente a Jung Hoseok.
No la lucha, no el dolor, ni la batalla.
El recuento.
El momento de mirar atrás hacia los suyos, para descubrir cuánto le había arrebatado aquella guerra.
La mano de su padre se posó en su hombro. Su tacto era tan real como poderoso y vio la serena sonrisa de su general, dándole fuerzas aunque fuese desde el otro lado.
Seokjin se colocó en pie, sus ojos almendrados analizando el paisaje hasta que su mirada topó con la de Namjoon, que avanzaba entre los cuerpos cojeando de una pierna y con múltiples rasguños en el rostro. Seokjin suspiró aliviado cuando el líder lo rodeó con sus brazos y ambos se fundieron en la gratitud por poder sentir el calor del otro un día más.
Fue entonces cuando Seokjin abrió los ojos, en aquel desolador paisaje de caminos de cadáveres y violencia, contemplando el árbol de cerezo que se erguía con un orgullo milenario e indiferente, tan propio de la madre naturaleza.
Seokjin parpadeó, sin moverse mientras Namjoon murmuraba algo y apretaba sus brazos a su alrededor.
Seokjin sólo veía los pétalos de aquel árbol, descender hacia el suelo con una velocidad irreal.
Pétalos que debían ser de un tono rosado como el atardecer de una plácida jornada.
Y sin embargo, eran de un intenso y terrorífico color rojo.
❝This lie, this lie,
This lie that we're fixing to die,
And don't lie, don't lie
Don't lie, I know we're fixing to die.❞
Baekhyun estaba de rodillas, llorando en silencio.
Sus dedos acariciaban lentamente el cabello de Yoona.
La escena que se abría frente a tus ojos era como una pesadilla demasiado aterradora como para querer volver a dormir nunca más.
—Lo siento. —Murmuró Yoona. Cada palabra se sentía como un esfuerzo vital inmenso para su moribundo cuerpo— Ninguno de vosotros merece el dolor que dejaré detrás de mi. —Cerró los ojos momentáneamente y sus párpados temblaron. Sus labios se asemejaban más a un azul profundo que al usual rosado.
