Introducción: Día de clase abierta.

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Kariya Masaki, un muchacho de tez morena y cabello verde azul, ojos similares a los de un felino y expresión pensativa caminaba tranquilamente hacia su casa después del entrenamiento del Raimon.

– ¿Pasa algo Kariya-sempai? - preguntó Hikaru, que caminaba a su lado.

– Hikaru...¿Sabes en que semana empieza eso de las clases abiertas? – preguntó el peli-acua mientras miraba al frente.

– La semana que viene darán el panfleto con la información – sonrió el joven de cabello morado.

– Entiendo...– murmuró Kariya y siguió caminando en silencio.

Hikaru lo miró, suponiendo que no debería haber contestado ya que ahora Kariya tenía una leve expresión de tristeza.

– Si le sirve de consuelo...este año tampoco podrán venir mis padre – musitó el de cabello morado.

Kariya lo miró, notando al instante el intento de su compañero por animarlo. Suspiró y desvío la mirada, despidiéndose con un seco "Adiós" y caminando por la acera de la derecha, viendo como su compañero se iba por la izquierda.

[...]

Al estar ya frente al lugar al que forzadamente tenía que llamar hogar busco las llaves en su bolsa, suspirando al no encontrarlas.

– Supongo que me las deje dentro – susurró y se siento en las escalerillas de la entrada, esperando a que sus tutores regresaran de sus trabajos.

No pasó mucho tiempo hasta que alguien se posicionó frente a él, haciéndole sombra. Alzo la vista y vio a su tutor de cabello rojo sonriéndole.

– ¿Donde esta Mido-san? – preguntó Masaki mientras se levantaba.

– Esta comprando la cena, regresara dentro de poco – dijo el mayor y abrió la puerta, dejando pasar primero al menor – ¿Cómo te han ido las clases? – preguntó mirándolo.

– Como siempre – contestó Kariya, subiendo al segundo piso, yendo directamente hacia su habitación.

– ¿Cómo siempre? Si nunca nos cuentas nada de lo que te pasa...– susurró Hiroto mientras entraba al salón para relajarse un poco.

Kariya se estiró en su cama y cogió su teléfono junto a los auriculares, comenzando a escuchar música mientras pensaba en si decir o no lo de las clases abiertas a los padres.

– Mejor no decir nada...seguro que van los dos – pensó el muchacho mientras suspiraba pesadamente, mirando por la ventana y observando como empezaban a caer pequeñas gota del cielo.

– ¡Masaki!¿¡Podrías llevarle un paraguas a Mido!? – pidió Hiroto desde el salón.

– ¿¡Por qué yo!? – contestó Masaki.

– ¡Porque lo digo yo! – respondió Hiroto.

Masaki feuncio el ceño y se levantó, bajando al recibidor para ponerse sus botas de agua y coger los paraguas.

– Esta en el supermercado del barrio de tiendas – dijo el pelirrojo, que estaba asomado por el marco de la puerta del salón.

– Vale – contestó Kariya cogiendo los paraguas y saliendo, abriendo su paraguas azul marido mientras empezaba a caminar en silencio.

[...]

Como se lo esperaba, allí estaba Mido, esperando pacientemente bajo un balcón cercando al supermercado.

El peli-verde lo miró y sonrió un poco, agitando la mano en señal de saludo, Kariya se acercó y al estar frente a él le extiende un paraguas.

– Muchas gracias Masaki – sonrió el mayor mientras cogía el paraguas y lo abría.

Kariya lo miró y cogió una de las tantas bolsas que llevaba el mayor, empezando a caminar de regreso a su hogar.

– Espérame – dijo el de cabello verde mientras se acercaba al menor a paso rápido – ¿Cómo te fue hoy en el instituto? – preguntó sonriendo.

– Como siempre – susurró el menor.

– ¿Y qué es "Como siempre" para ti? – preguntó Mido.

Kariya fruncio el ceño y clavo su mirada en los ojos de Mido.

– Yo que sé, como siempre – dijo de mala gana y empezó a caminar aceleradamente hacia la casa de Hiroto.

[...]

Hacía apenas unas horas que Masaki y Midorikawa había regresado de comprar, desde el momento que el peli-acua piso la casa subió rápidamente a su habitación, sin molestarse en quitarse las botas de agua, dejando marcas de sus pisada por todas las escaleras.

Mido le explicó a Hiroto la conversación, si es que así se le podía llamar, que había tenido con Kariya por el camino. Ambos pensaron que quizás Masaki estaba teniendo problemas en el instituto y más de una vez llamaron a la puerta preocupados.

Kariya ya se había cansado de repetirles que no le pasaba nada, que le dejaran en paz, que quería estar solo.

Finalmente Mido volvió a subir al segundo piso y llamo a la puerta del más joven.

– Masaki, la cena esta lista...– dijo el peli-verde sin recibir respuesta.

Pasaron unos segundos y la puerta de abrió lentamente, dejando ver a Kariya con expresión sobnolienta.

– ¿Te desperté? – preguntó Mido.

– No, da igual – respondió Kariya mientras bajaba al comedor, con la idea clara de ignorar cualquier conversación que tuviese algo que ver con el instituto – Espero que no se enteren de las clases abiertas a padres – se dijo a si mismo mentalmente –  Pasaría demasiada vergüenza...

Familia KiyamaWhere stories live. Discover now