Capítulo 2: Solo lo saben las estrellas

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Hiroto miraba con seriedad a Kariya, que se encontraba sentado frente a él en la mesa del comedor.

- Una semana de expulsión - dijo el pelirrojo mientras se acomodaba las gafas, notablemente enfadado pero intentando mantener la calma - No me puedo creer que le pegarás un puñetazo a ese chico - dijo con el ceño fruncido. 

- Empezó él - se defendió el adolescente sin mirar a los ojos a su tutor.

- Kariya Masaki, mírame a los ojos - dijo el pelirrojo con seriedad, cruzándose de brazos.

Kariya no se atrevía a alzar la mirada, sentía algo extraño en el estomago, era algo que jamas había experimentado y no la gustaba nada así que simplemente seguía con la mirada fija frente al salero que había en la mesa, intentando ignorar la extraña sensación.

Midorikawa los miraba con preocupación, el creía que Hiroto era demasiado duro con Masaki pero también sabían que no debían malcriarlo.

- Hiroto, Masaki se arrepiente de lo que ocurrió - dijo el peliverde acercándose a su pareja - Deja que se...

Antes de poder acabar la frase Kariya ya se había levantado y se había ido escaleras arriba a su cuarto, el de piel morena suspiro interiormente, bajando un poco la mirada.

- Hiroto...- susurró con un tono tan bajo y quebrado que el pelirrojo casi no lo pudo oír - ¿N-no somos buenos padres para él? - susurró con los ojos llorosos mientras miraba el lugar vacío donde antes se encontraba su hijo adoptivo.

- No digas tonterías - dijo el pálido mientras se levantaba y abrazaba a Mido, acariciándole la espalda - Lo hemos criado con todo nuestro amor y cariño...- dijo quitándose las gafas, limpiando con la manga de su camisa un pequeña lágrima que le caía por la mejilla.

Kariya, en posición fetal junto a la puerta entreabierta de su habitación, escuchaba como su madre adoptiva sollozaba, escondiendo la cara entre sus piernas y cerraba por completo la puerta.
Suspiró y se levantó, acercándose a su cama y estirándose en ella, escondiéndose bajo las mantas.

Era consciente del daño que había causado a sus padres adoptivos, él sabía muy bien por todo lo que tuvieron que pasar para poder adoptarlo y así se lo pagaba él, haciéndolos llorar...

- No tendría que haber nacido... - se dijo a si mismo mientras se hacía un ovillo bajo las mantas.

[...]

Kariya no supo exactamente cuánto tiempo estuvo dormido, solo sabía qué durante ese período de tiempo Midorikawa entro a la habitación y le dijo un plato con su cena en la mesita de noche.

Miró al reloj digital que tenía sobre su mesita y soltó un leve suspiro al ver que eran las dos de la madrugada. Se comió lo que su tutor le preparó y se levantó, mirando por la ventana.

- Se ven bien las estrellas - se dijo a si mismo en un susurró, recordando lo mucho que le gustaba a su tutor pelirrojo la astrología.

De pronto un recuerdo le vino a la cabeza. La primera semana en la que llegó a aquella casa, su padre le hablo de lo mucho que le gustaba la astrología, al principio él le dijo que no le interesaba y que le parecía una tontería y aún habiendo herido los sentimientos del pelirrojo, él no le volvió a mencionar el tema a Kariya ya que sabía que no le gustaba.

Lo que Hiroto nunca ibas a saber era que Kariya siempre estaba atento cuando daba sus largas charlas sobre astrología.

Era un secreto que solo sabían las estrellas.

- ¿Masaki? - preguntó una voz adormilada desde la puerta que había sido abierta.

Familia KiyamaWhere stories live. Discover now