Lily que se durmió

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...fue llevada por la corriente

Me dejo caer sobre una de las bancas mientras escucho como mis compañeros de equipo también se muestran un tanto frustrados. El partido ha entrado en una especie de medio tiempo por unos desperfectos de fuerza mayor, es decir, se largó una tormenta de tal magnitud que ni los más experimentados jugadores o incluso los profesores, podían con ella.

Es como una cortina de agua que cae con la fuerza de una cascada. No me atrevo a decir catarata porque esas sí que son fuertes y andaríamos en bote de haber llegado a ese extremo.

Uf.

Alguien detrás de mí cierra su locker con fuerza y me asusta.

Ah, eres tu Potter.

Si, conveniente, sécate la cabeza por que claramente no debes ver una miércoles con todo ese pelo pegado a la cara.

― Todavía tenemos oportunidad. ― dice.

No soy experta pero puede que tenga razón, no estamos alejados en el marcador con Hufflepuff, quizás un cambio de táctica serviría. Yo no puedo hacer mucho, con el ruido de la tormenta y la gente gritando desde la tribuna se me ha hecho difícil visualizar la Snitch, más aun agarrarla. Casi me caigo de la escoba en un par de ocasiones.

Potter se toma un segundo para quitar su frustración secándose la cabeza con fuerza y cuando la aparta todo el cabello parece electrizado.

Lindo peinado.

Muy fashion.

Creía que en Hogwarts no había enchufes en donde poner los deditos pero eres la prueba primera de que no se necesitan.

Mmm

...

¿Qué?

No me estoy burlando, solo señalo lo obvio y circunstancial.

...

Sa sa sa

Déjenme tranquila.

― ¿Qué propones? ― Alice es de nuestro curso, su cara regordeta siempre me recuerda a la luna llena y sus ojos picarones y amables dan sensación de calidez. Como buena golpeadora es un poco robusta pero femenina.

Potter se pone a sacar ideas, varios compañeros asienten, otros dudan. Estos últimos proponen algo distinto, se los escucha. El equipo es muy democrático a pesar de que Potter siempre es el que termina teniendo la última palabra.

Yo no aporto porque mi experiencia se reduce a cuarenta minutos de juego, ni más ni menos. Miro por la ventana alta que hay en el vestuario y la lluvia sigue azotando la zona con mucha fuerza, y del viento ni hablemos.

Me pregunto si podremos continuar hoy.

...

Uf.

¡Qué frío!

Me dieron ganas de hacer pipi.

Mmm

Me levanto, no vaya a ser cosa que de repente salga el sol y tenga que subirme a la escoba con la vejiga a reventar. No debí tomar tanto jugo de naranja en el almuerzo.

― ¿Evans, donde vas? ―

Me giro para contestar.

― Al baño. ―

Cierra y abre la boca. Luego, la vuelve a cerrar.

Lejos de sentirse interrumpidos por la pregunta del capitán los demás continúan hablando animadamente sobre el cambio de estrategia aplicable.

Monólogo adolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora