Desalojo mental

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Que alguien lo baje de ahí, va a matarse con todas las cervezas que tiene encima.

Pareciera que lo hacen a adrede, mira que ponerle ese sombrero.

...

¡Les dije que iba a caerse!

No se hagan los desentendidos que hasta yo escucho los gemidos de dolor que...

La gente esta echa de goma, no hay que hacerle. ¿Cómo pudo pararse tan rápido? Si yo me hubiese pegado ese golpe todavía estaría arrastrándome por el suelo.

...

¿Que mi cuota de caídas está cubierta hasta el siguiente partido?

Seguramente.

Espero que así sea.

Incluso me animo a pedir no matarme en el próximo encuentro. ¿No sería genial?

...

¿Qué mejor estaría alcanzar la snitch otra vez?

Bueno, sí, eso también.

― ¡Lily! ― mira que te has tardado con ese jugo, Sam.

Me lo entrega y continúa tomando de su bebida.

― Linda fiesta.

Le sonrió.

― Pero perdimos el rumbo. No sé, tengo esa sensación ― ambos miramos como un chico de sexto comienza a sacarse la ropa de forma torpe, intentando parecer sexy, y alrededor, varios de sus compañeros de cuarto lo alientan a seguir.

― También me pica ese bicho.

― ¿Quieres desnudarte? ― pregunta.

Alguien me abraza de forma abrupta.

― Mira que lindas tendencias. ¡James, que vengas! ¡Evans se va aponer en paños menores! ― le pego un codazo. ― ¡Ah! ¡Mis costillas!

― ¿Quien te dijo que podías abrazarme?

― Pensé que ibas a mandarme al diablo por lo de la ropa.

Pongo los ojos en blanco.

― A tus memadas estoy acostumbrada, pero mira que no me naturalizo con el hecho de que me abraces ― admito ―. Ni que fueses mi amigo.

Sirius niega.

― Evans, yo ― se señala. ― , soy amigo de la humanidad, de los árboles y las estrellas, de vez en cuando, incluso, hasta siento lastima por los Slytherin.

― ¿Debemos levantar un monumento por ello?

Asiente.

Jodido descarado.

― Entonces...― Sam es sabio ― ¿Has venido por algo en particular?

― Te voy diciendo, para que quede claro, una vez que James logre ponerle el apellido a esta pequeña pelirroja, se convertirá en mi intento más cercano de cuñada.

― Si sigues vivo ¿No te has cruzado con Anne? ― señala Sam asertivamente.

― No, pero si intentas meterme miedo fallaras enormemente. Me he dado cuenta de lo que ocurre en realidad.

― ¿En serio? ¿Y cómo llegaste a la simple pero natural conclusión de que ella es una artista y tu nomas parte de sus múltiples inspiraciones? ― pregunto mirándolo.

Frunce el ceño.

― No iba a decir eso.

― Me lo temía. ― respondo con cierto cinismo.

Monólogo adolescenteOù les histoires vivent. Découvrez maintenant