«Capítulo 5»

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En un momento, tras un breve lapso de descanso, Irina termino quedando sobre el cuerpo de el sonriendo al ver las expresiones de el.

Irina le estaba proporcionando mimos tan tiernos y delicados. Repaso las facciones de este y se inclino para repartir unos cuantos besos en el rostro de el, pero sobre todo en los labios de el.

Irina sonrió en el beso al sentir que cierta parte de Bill se alegro de sentirla sobre el. Duro y orgulloso se encontraba moviendo ligeramente la cadera para dar un pequeño roce entre ellos.

Ella se acomodo quedando a su lado en la cama, quedo de lado para verle nuevamente duro. Bill bajo su mano derecha para sacudir lentamente para luego ir aumentando el ritmo, como a el le apetecía.

A su vez sabiendo que Irina no le quitaba la vista de encima, parecía una niña fascinada en la dulceria al verle masturbarse. Entusiasmada y con ganas de llevarse la gran paleta a sus labios.

Ven a jugar con tu globo —Susurró Bill con los ojos cerrados al mover su mano de arriba a abajo sabiendo que Irina estudiaba y observaba minuciosamente cada milímetro que su mano abarcaba en el movimiento.

Irina dejo su mano derecha acariciando el duro falo. Bill quito su mano y se acomodo teniendo la grata vista de ella acariciarle sin vergüenza, ni nada de ello. Ella con unas ganas enormes se aventuro y empezó a mover su mano abarcando desde la base hasta la rosada punta que ya secretaba líquido preseminal. 

Gemidos y suspiros profundos salían desde la garganta del mas alto llenando la habitación de un gran placer inexplicable. Menudo Halloween. Mientras todos los estudiantes bailaban, comian, charlaban o reian ellos componían la melodía a bases de gemidos y se comían el cuerpo del otro.

Irina se levanto rápidamente y fue por otro condón de su bolso. Abrió el sobrecito y lo saco con precaución para ponerlo con sumo cuidado. Deslizo por todo el largo del miembro de Bill quien se encontraba ansioso por sentirla nuevamente. Tan apretada, tan caliente, tan... magnífica.

Esta mujer era un mar de sorpresas, si no bastaba con lo que ocultaba su inocente rostro como de angel que bajaba del cielo, estaba la iniciativa de ella para seguir por esto, tan sucia y pecadora como un demonio. Un sexy y tentador demonio.

Le daba igual si iba a estar adolorida mañana en la mañana o que el se podría mover de manera brusca en una que otra embestida solo por instinto. A ella eso no le causaba inquietud alguna.

Bill se acomodo en la cama y la dejo sobre su cuerpo de tal manera que ella quedaba mirándolo fijamente y sin perder el contacto visual, quería verla derrumbarse y gemir su nombre, solo su nombre. Nada ni nadie podía ser su mayor anhelo ahora mismo. De solo pensar en ello en esa pequeña fracción de segundos, se excito aun más y ella lo sintió.

Bill la movía de la cadera para que sus sexos se rozaran provocando una agradable sensación en ambos. Ella nuevamente se encontraba destilando su dulce humedad.

Además de ello, dejo sus manos en los atributos de ella, sobando, masajeando, y dejándose llevar por el suave tacto de la piel de ella.

Irina cerró sus ojos dejándose llevar por las caricias tan ansiosas que el ojiverde le brindaba.

Ohh, Bill —Susurró Irina entre gemidos.

Shh, no soy Bill esta noche —Menciono con una pequeña risa y lamiendo el lóbulo de ella —Aun no se me sale el maquillaje de payaso del todo, así que sigo siendo Pennywise —Bromeo esperanzado a que al menos en la mañana no tuviera las marcadas lineas rojas ni el resto del maquillaje blanco.

Payaso —Dijo Irina, quien dio una pequeña risa al escuchar a Bill.

Acertaste cariño —Respondió sonriendo hasta empezar a dar besos húmedos en todo el hombro de ella, los besos del mayor fueron ascendiendo hasta el cuello de ella, pasó su lengua una vez causando que ella arqueara su espalda abriendo ligeramente sus labios.

Hᥲᥣᥣoᥕᥱᥱᥒ PᥲrtყOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz