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«Epílogo»

—« Ocho años después »—
«Halloween»

—Bill, ¡Dios! ¡Más te vale que eso sea sangre y no jarabe! —Bramo Irina al ver la cocina con restos de una sustancia roja oscura en la isla de la cocina que hace poco había limpiado como el resto de la cocina. Prefería que este cocinando se hubiera cortado a que fuera de esas pinturas para alimentos muy difícil de quitar del mantel y del mueble.

Ya habían pasado ocho gratos años desde esa locura de fiesta donde los gritos de placer eran inolvidables. Bueno, que se puede decir de esos gritos, era obvio que no fueron los últimos.

Tras la graduación y el gran beso que estos de dieron, sus familias se conocieron, su madre se encontraba incrédula ante la noticia de que eran novios y le tomo unas semanas aceptar a Bill como novio de su hija. Es mas que común que a los padres no les agrade a la primera impresión la pareja de sus hijos, menos siendo alguien mayor y un maestro que le dio clases a su hija.

Ella le dio nuevamente la charla sobre novios y sexo sin tener idea que Irina era ya activa a la vida sexual. Pero que se cuidaban por sobre todo, ambos estaban limpios y sanos.

Su padre por otro lado tardo unos cuatro meses en aceptar a Bill como alguien quien acudía a su casa a ver a Irina. Eran cordiales pero no se fiaban de Bill. Es decir, es siete años mayor que su niñita y se veían como una pareja de ya tiempo. Era inevitable que no hubiera pasado nada de nada.

En cambio Ivan e Ian estaban fascinados al ver lo divertido que era Bill quien era el niñero favorito de los pequeños.

Sus hermanos estaban fascinados ya que Bill era como un hermano mayor muy divertido, y podía hacer esa mueca que ninguno podía hacer.

Asi pasaron años en donde ambos estudiaron, Irina en traumatismo y Bill saco un magister y se instauró como uno de los mejores maestro de la universidad donde impartía clases desde hace  años.

Ambos trabajaron en sus carreras teniendo días buenos y días malos.

Pelearon como todas las parejas lo hacen pero nunca se faltaron el respeto ni se agredieron.
Luego de ello se demostraban cuanto se amaban y demas.

Viajaban y se divertían mucho, lo clásico de una relación hasta que a los casi siete años de relación, Irina quedó embarazada, para así meses después tener a su primer y único hijo, Jack. Quien llegó a los veinticinco años de edad de Irina quien se había graduado ese año y a los treinta y dos años de Bill quien estaba vuelto loco con su pequeño hijo.

Se había vuelto loco de felicidad al ver la prueba casera de embarazo que Irina le mostró después de unos días de retraso en su periodo.

El quien ya tenia una gran familia, por sus numerosos hermanos, también quería una familia numerosa, ya con Jack su plan de más hijos a futuro fluían.

Jack era el regalon de la familia y los ojos de sus padres. Ya a esta altura tenia nueve meses de edad y era una ternura de bebe.

—Calma mamá oso, estoy preparando el disfraz de Jack —Grito Bill desde la escalera entre orgullo, ternura y risa al ver a su niñito reír y verse tan adorable.

—¿Disfraz? —Pregunto Irina frunciendo un poco el ceño. No recordaba el tener un disfraz para Jack. Le iba a improvisar uno hoy para que a la noche salieran a dar una vuelta por unos caramelos.