Capítulo 33. No somos tan amigos

21.2K 2.3K 431
                                    


Bruno sostenía de forma fuerte a María, estaba seguro de que si la soltaba ella caería al suelo. Nicole lo miraba divertida. Su hermano nunca había sido muy sentimental ni cariñoso, pero se veía que de verdad se preocupaba por la joven Ignis.

—¡Que comiencen los juegos!

La voz del dueño del Potts sonaba muy divertida.

Todo se quedó a oscuras y, de pronto, un rayo de luz iluminó a María.

—¡Me ha tocado, me ha tocado! —gritó emocionada mientras se soltaba de Bruno—. Un momento, ¿qué me ha tocado? —preguntó mirando al techo.

Otro rayo de luz alumbró a un hombre de unos treinta años. Estaba muy musculado, su brazo era casi como el cuerpo entero de María. Ella dio un paso hacia atrás.

—No me gusta lo que me ha tocado —dijo medio escondiéndose detrás de Bruno.

Nicole sabía que ese hombre destrozaría a la joven de un solo golpe así que dio un paso al frente para ofrecerse por ella, pero la voz de Nate la interrumpió.

—Me ofrezco por ella.

Todos se miraron confusos. A decir verdad poco le importaba María, pero conocía lo suficiente a Nicky como para saber que se iba a ofrecer ella, y eso no lo podía permitir.

María estaba emocionada. ¡Nathaniel la estaba ayudando! Se abalanzó sobre él y lo abrazó con todas sus fuerzas. El joven se quedó petrificado.

—Nicky, me está tocando. ¡Me está tocando! ¡Quítamela de encima!

Él no era mucho del contacto físico. De hecho, no solía abrazar ni a su hermana. La única con la que sí que era cariñoso era Nicole.

Bruno conociendo a su amigo cogió a María de la cintura y tiró de ella para separarla. La joven seguía emocionada, Nathaniel no era tan malo como parecía.

—Perfecto, ya tenemos a nuestros dos luchadores. ¡Que comience el combate!

Todos se apartaron y dejaron a los dos en el centro de la sala. Nate miró el cuello de su contrincante. Lo primero era saber su elemento, y, a partir de ahí podría atacarle, sin embargo estaba demasiado oscuro y no lograba divisar su conexión.

El hombre lanzó una bola de fuego contra Nate. Genial, se trataba de un Domador también... No sería tan fácil como se había imaginado. Nate logró desviarla con una ráfaga de aire. Bruno agarró a María y a Clo e hizo que se agachasen. Estaban ellas como para esquivar nada...

Otra ráfaga de viento impactó contra Nate provocando que saliese disparado hacia la pared. Esto comenzaba a molestarlo. Escupió la sangre que comenzaba a brotarle de la boca, se deslizó hasta donde estaba su adversario y logró darle una descarga eléctrica en el brazo. El hombre trató de soltarse quemando el hombro de Nate, pero él no lo soltó.

Nicole no podía mirar, lo conocía lo suficiente como para saber que no se daría por vencido pasase lo que pasase.

Nate se giró, le dolía demasiado el hombro. Debía hacer algo y rápido. De pronto vio como unos de los allí presentes tenían una botella de agua entre sus manos así que hizo que el líquido saliese disparado hacia su contrincante a la vez que amplificaba la potencia de la descarga. El hombre cayó al suelo derrotado.

Nathaniel se llevó la mano al hombro. El dolor era insoportable, tenía una gran quemadura en él.

—¡Tenemos un vencedor!

Se escuchó en toda la sala.

—Ahora tienes derecho a pedir lo que quieras a cualquiera de la sala. Si se niega quedará eliminado.

Nathaniel miró a todos los presentes, en verdad lo único que quería era a Nicky, y no pensaba obligarla a nada, así que se giró hacia María.

—No vuelvas a tocarme.

Ella sonrió y se abalanzó de nuevo a abrazarlo, pero esta vez Bruno estuvo rápido y la interceptó antes.

—Ahora no —le dijo entre risas.

—Está bien —respondió ella guiñándole el ojo de manera desmesurada.

—¡Muy bien hermanito! —vociferó Clo emocionada.

Más Besos de Aire comenzaron a surgir. Esta vez, con la emoción del momento, los pilló a todos desprevenidos.

Los combates se fueron sucediendo. Ya solo quedaban veinte personas en la sala.

—¡Pongamos esto más interesante! Pasad a la siguiente sala.

Bruno cogió a María y se la llevó hasta la nueva ubicación.

Nate tenía a Nicky sujeta, quien buscaba a Clo desesperada.

—Me voy —dijo Claudia alegremente mientras se marchaba junto a Hugo.

¿En serio? ¿Otra vez Hugo? Eso de que no le gustaba comenzaba a cuestionárselo...

—Nicky, ¿estás bien? —preguntó Nate preocupado.

La joven veía todo borroso. Los Besos de Aire estaban haciendo su efecto, pero no pensaba renunciar al anillo Domus.

—Sí, pero llévame.

No estaba como para andar subiendo escaleras. Él sonrió de forma divertida, la levantó, colocó los brazos de la joven alrededor de su cuello y se dirigió a la sala.

La habitación tenía un sofá en forma de donuts y en medio había una bola de cristal. Todos cogieron asiento.

—María, te juro que nuestros día a día no son así —le confesó Nicole entre risas.

—¿Por qué? —preguntó ella inocentemente—. Esto es divertidísimo —respondió apoyándose en el cuerpo de Bruno.

Comenzaba a tener sueño.





Domadores  | #1 | (En Amazon)Where stories live. Discover now