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Yo no mentía cuando dije que te amaba pero ahora todo es diferente, duele, realmente duele.

Yo amaba a Camila, mi chica de mirada café y pestañas traviesas, ella solía hablarme al oído y contarme bromas sin sentido para que yo riera. Cuando le dije que estaba en un compromiso a pocas semanas de casarme ella lloró en silencio, y no hizo más que abrazarme para que no me fuera.

Ella me enseñó con su inocencia que el amor no tenía límites y que podía perdonar todo una y otra vez.

Yo vi como Camila tuvo que soportar las noches frías para encontrarse conmigo, escapando de casa para besarme a medianoche, llenándome de cada detalle como si fuera una niña enamorada de mi sonrisa.

Ella amaba cada parte de mí, y me había contado tantas historias románticas bajo la luz de la Luna que sentí que el tiempo a su lado fue lo que más falta me hizo, y cuando me casé y tuve que alejarme de ella, mi vida se oscureció y la de ella se desvaneció.

Tantas veces que me consoló y al final ella lo necesitaba más que nadie.

Una tarde de regreso a casa, miré a través de la entrada de su residencia con vista al gran jardín, ella estaba corriendo feliz cargando a un hermoso conejo blanco, y detrás de ella había llegado una chica alta y sonriente, atrapándola por la espalda para abrazarla y besarla como si no existiera mañana, ahí comprendí que ella era feliz y no tenía sentido regresar los tormentos a su vida.

Aún así, yo no dejé de amarla.

Y encontrar a mi esposo arrancándole su sonrisa de esa manera junto con la tela de su ropa delicada, me hizo perder todo, la imagen de Camila siendo sometida y dañada, siendo humillada y golpeada me había dejado ver una parte de mí que decidí esconder para siempre.

Lo siento, lo siento tanto.

FETISH » duamila ft. camrianaWhere stories live. Discover now