Señorita Burguesa

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Entonces allí encontre la solución de mis problemas: y no era en un hombre, ni en un plato de comida. Era en mi, en mi interior. Porque no se necesita nada mas que un ser, para ser feliz el mismo ser.

- Señorita burguesa, ¿necesita fuego? Respondio el caballero a su izquierda.

- No, querido amigo, porque el hielo interno que fluye por mis venas, es mas que suficiente para quemar lo que desee.

- Señorita, hablaba del cigarro.

- Igual, no hace falta humo para opacar mis pensamientos. Pero pensandolo mejor, regaleme uno encendido; de vez en cuando, el hielo necesita ser derretido.

El caballero, aunque dudoso, creyó comprender las palabras de esa bella dama. Aunque hablara en prosa y fuera muy decorosa, seguia siendo la chiquilla traviesa con la que creció en el campo.

Sin demora, saco un cigarro y cuando estuvo a punto de encenderlo, cerca de la boca de la dama, se lo arrebata en un rapido movimiento, robandole un beso.

- Aprovecho antes de que su boca se convierta en una vil chimenea.

- De haberlo dicho antes, para hacer fiesta.
Contesta la dama, con una sonrisa media y partiendo el cigarro en dos.

- De igual manera no fumo, solo es por darle un toque interesante.
Le guiñe el ojo y le devuelve el beso con pasión.

He de ser sincera: No es necesario un hombre, o cualquier clase de pareja, pero no negare que se disfruta mas compartiendo la dicha. 

BrevesWhere stories live. Discover now