2. Perfeccionamiento de la Lectura.

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Lauren salió al patio y aspiró aire fresco con los ojos cerrados. Lo soltó lentamente y se relajó. Al lado de un árbol había un banco desierto en el que sentarse para disfrutar de la soledad. Todo el mundo comía aún dentro de Hogwarts.

Apiló los libros a su lado y se dedicó a estirarse hacia atrás, con las manos apoyadas en el banco para no caerse. "¿Que coño te pasa, Lauren?" se preguntó mentalmente inclinándose hacia delante y cruzando sus brazos hacia su regazo. Mientras se masajeaba el cuello con una mano volvió la cabeza y la vio. Andando hacia el patio, con ese movimiento de caderas, esa falda que debería ser más larga, y esos andares sensuales. A duras penas consiguió dirigir la mirada hacia arriba, pero el esfuerzo que estaba dedicando a tal ardua tarea hacia que no fuera capaz de cerrar la boca.

Y en el preciso momento en el que encontró esa sonrisa de medio lado que la volvía loca, vio como se veía reemplazada por un mechón castaño. Camila se había dado la vuelta al oír a Austin llamándola. Lauren no había oído absolutamente nada aparte del sonido que hacían en su cabeza las caderas de Camila al andar.

De pronto cayó en la cuenta de la posición ridícula en la que estaba y de la cara de éxtasis que no había podido disimular. Se estiró con una perfección y elegancia absolutas mientras cogía a todo prisa un libro de la pila y lo abría inmediatamente antes de que Camila volviera a mirar.

Pero con la cabeza detrás del libro no quitaba ojo a la castaña y a ese estúpido engreído.

-Oh, si, te crees tan guay porque vas besándote por los pasillos con Camila Cabello -farfulló con los ojos entrecerrados de rabia.

En ese instante Camila miró hacia ella distraídamente. Lauren se sobresaltó y hundió la cabeza mas en el libro.

"Mierda" pensó.

Camila levantó una ceja, contrariada y se volvió de nuevo hacia Austin, que seguía hablándole. Lauren vio que Camila le decía algo y volvía a dirigirse hacia el patio, pero Austin la agarró de la muñeca y la atrajo hacia sí. Los labios de la castaña embozaron una sonrisa picarona mientras Austin los atrapaba con los suyos.

La guerra en la que se hallaban inmersas las bocas de la pareja hizo que Lauren volviera a usar el libro de escudo, esta vez para no ver en vez de para no ser vista. Miró con rabia al suelo y apretó con fuerza las mandíbulas.

-Mal-di-to-Aus-tin-Ma-ho-ne -dijo entre dientes.

-¿Lauren?

Lauren se quedó helada al escuchar esa voz que conocía tan bien. Levantó la cabeza con toda la dignidad del mundo y sonrió ampliamente.

"Mierda" pensó.

-Ah, hola, Camz, no te había visto -dijo exagerando despreocupación.

La castaña frunció ligeramente el ceño y sonrió.

-¿Que acaba de pasar ahí? -preguntó con un gesto de cabeza en dirección al edificio.

-No estaba mirando -se apresuro a decir Lauren.

-No, tonta -repuso Camila riendo- En el Gran Comedor.

-Oh, nada, sólo necesitaba aire fresco. Ya sabes, leer un rato aquí afuera, sin nadie alrededor -y remató la frase con una risilla falsa y estúpida.

Se dio cuenta de lo penosa que le había salido la carcajada y se aclaró la garganta para disimular. Camila se mostró confusa de nuevo y se sentó al lado de su amiga.

-Lauren... -susurró volviéndose hacia ella.

La prefecta se giro en su dirección sin soltar el libro de la posición de combate en la que lo tenía. 

-¿Estas bien, Lern? -preguntó Camila con dulzura.

-Claro, sí, por supuesto. Estoy perfectamente bien, Camz -contestó la pelinegra atropelladamente.

-Oh, venga, para ya -soltó Camila con una sonrisa- Cuéntamelo.

-No hay nada que contar.

La menor de los Cabello miró con paciencia a Lauren, al libro y otra vez a Lauren.

-Pero Lauren... tienes el libro al revés -dijo Camila divertida.

Lauren, sin mover un músculo, simplemente miró hacia abajo y comprobó que, exactamente, tenia el libro al revés. Ningún cambió se apreció en su rostro cuando volvió a mirar a Camila.

"Mierda" pensó. De nuevo.

-Lo sé -respondió con suficiencia.

-Ah, lo sabes -le contestó Camila con un toque de humor.

-Claro, ¿te crees que iba a ponerme a leer al revés sin darme cuenta? Oh, Camz -dijo cerrando el libro y mirándola como si la castaña tuviera 5 años- Que poco me conoces.

-Apenas -bromeó.

-Es un método muggle de perfeccionamiento de lectura -empezó a explicar una Lauren en todo su esplendor- Si eres capaz de leer las palabras al revés, coges más soltura y puedes leerlas mas rápido al derecho.

-Tendré que probarlo algún día -rió Camila- Uhm, ¿sabes qué? -dijo poniéndose seria.

La prefecta miró con atención a Camila, que subía con sus manos por los brazos de Lauren, y sintió cómo se acercaba. Cerca. Más cerca. Demasiado cerca. Obscenamente cerca. Todas las alarmas del cuerpo de Lauren saltaron al mismo tiempo, sintió un relámpago eléctrico que, pasando por su cabeza, sus labios, su pecho y sin más paradas intermedias, acabó explotando en su vientre. Cerró los ojos y sintió los labios suaves y ligeramente húmedos de Camila... en su mejilla.

Aún así disfrutó de ese beso cálido. Dejó de preguntarse cómo era posible estar enamorada de Camila Cabello y pasó a pensar en cómo había podido no estarlo antes. Las manos de Camila se habían posado en la espalda de la pelinegra, atrapándola en un abrazo.

-Ya me lo contarás cuando estés preparada para hacerlo -terminó Camila con una amplia sonrisa.

Esa sonrisa. Lauren miró esa sonrisa y quiso que se parara el tiempo en ese preciso momento. Quizá no para siempre, eso sería egoísta por su parte, además, quería ver las caderas de Camila andando por cada lugar del mundo. Eso también era egoísta de su parte. Pero pararlo por un par de horas, por ejemplo. 120 minutos mirando esa sonrisa y después podía venir Voldemort en persona y conjurarle infinitos Crucius en el culo, porque Lauren no sentiría nada. Nada que no fuera un cielo de nubes rosas de azúcar, y un harpa tocando, y ositos de peluche con corazones bordados en el pecho, y Camila Cabello en un conjunto de lencería blanca con liguero mirándola con picardía y en picardías.

Lauren parpadeó tres veces seguidas antes de reparar en la mirada de extrañeza de Camila, que había estado observando durante 2 minutos y 37 segundos de reloj cómo Lauren se había quedado atontada mirando a través de ella. De pronto la castaña lo comprendió todo y embozó una sonrisa enorme.

-Vale, pillina, ¿en quién estabas...? -empezó a decir pinchando a Lauren.

Lauren se levantó de repente, con la cara casi tan colorada como un tomate.

-¡En tu hermano! ¿En quién iba a estar pensando? -respondió con nerviosismo.

Recogió sus cosas a toda prisa y salió corriendo hacia su dormitorio.

-Lauren -la llamó Camila desde el banco- ¡Lauren!

Pero la pelinegra no podría haber vuelto aunque quisiera, se sentía la mujer mas estúpida de la Tierra. Ella era Lauren Jauregui, prefecta de Gryffindor, la bruja más brillante de su promoción, la alumna con la cabeza más fría de todo el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Y ahora era un lío de sentimientos y de contradicciones. Y todo por Camila Cabello. ¡Camila Cabello! La hermana pequeña de Cameron, la chica con curvas peligrosas con la que soñaba la mitad de Hogwarts (algunas chicas incluidas), su mejor amiga, su confidente. La novia de Austin Mahone, la ex-novia de Michael Clifford, la niña que se pasó años suspirando por Shawn Mendes. Camila Cabello.

Habían compartido muchas noches de confidencias en la casa de los Cabello. La castaña contándole historias de sus novios y ella quejándose porque Cameron no le hacia caso. Y ahora el único de los hermanos Cabello que quería que le prestara atención era la que llevaba una minifalda.

Y qué bien la llevaba.

Extraordinario | Camren (Adaptación)Where stories live. Discover now