Eva No Despierta

Capítulo II

Octubre, 747 D.C.

--El hilo conductor de esta novela es la fecha de cada capítulo. Debes mantener claro que año estás leyendo para no perderte.--

Cuando los padres de Eduardo llegaron la primera vez al reino de los Mendirios en Gascuña no traían muchas esperanzas. Jamás imaginaron que esa primera visita seria el inicio de una serie de eventos que los llevaría a enfrentarse a la peor lucha de sus vidas.  

- Sígame por aquí - dijo uno de los criados mendirios luego de ayudar a bajar a la madre de Eduardo del carruaje en el que habían llegado. 

Habían viajado más de 4 días para llegar a tiempo al gran evento de los 15 años de Eva Dustepe. Y no tanto era la necesidad de compartir con la familia de la joven, ni mucho menos mantener las relaciones con el reino país vecino. Sino que en esta ocasión la idea iba más allá. Los reyes llegaban con la idea de unir su linaje al de la Dinastía Mendiria y colocar a su hijo como aspirante a la corona al casarse con la única hija de estos. Todo el plan había sido trazado desde que hace 15 años atrás se enteraron que Eva había nacido. Tenían un solo hijo y los padres de Eva no tenían ninguno. Cuando se enteraron de su nacimiento vieron la oportunidad perfecta para lograr su cometido y unir por fin su familia con una familia de prestigio y de más alcance político. Por eso, aquel día que llegaron a la fiesta que se había preparado para Eva, cada uno de los que habían venido de la ciudad vecina de Serovia sabía exactamente lo que iba decir ante cada situación.  

- Gracias muy amable - Contestó la madre de Eduardo mientras era escoltada hacia la entrada principal de castillo. 

Inmediatamente su esposo le lanzó una mirada fuerte y penetrante con la intención de recordarle que tampoco se trataba de mostrarse lo más agradecidos y hablar libremente con la servidumbre. No les hacía falta para nada que los padres de Eva se enteraran de los planes que traían, y mucho que notaran la necesidad de caerles bien.  

Siendo la única niña y el único retoño de la familia real, todos los días llegaba al castillo algún duque o caballero que mostraba su intención de casarse con ella. Los padres habían optado, contrario a muchas costumbres de le época, esperar a los quince años para tomar la decisión. Sobre todo el padre que era sobre quien caía la responsabilidad de mantener el linaje real dado por sus antepasados y comenzado hace más de ciento cincuenta años. De manera que a cada una de las proposiciones ambos padres se mostraban negativos diciendo que aún no había llegado el momento en que había que tomar la decisión. Esto no detuvo a ninguno de los aspirantes, tanto locales como extranjeros. Y esta era, precisamente, la ficha de juego de los padres de Eduardo. No solo contaban con tierras y títulos de nobles en Serovia, sino que uno de los jóvenes más apuestos de aquella parte del mundo era su hijo. Ya a los 21 años había vivido sido formado como todo un caballero. Sus andadas en el reino, incluso en asuntos de mujeres, eran bastante comentadas pues tenía sangre noble y eso le daba acceso a muchos beneficios que de otra manera no hubiese obtenido. En otras palabras era el niño mimado del lugar.  

Aquella mañana la familia Dustepe había preparado toda serie de agasajos y entretenimientos para celebrar por lo alto las quince primaveras de su hija. Una vez presentados en la corte real comenzaron las formalidades entre los padres de Eva y los de Eduardo. Hablaron de todo lo que había acontecido políticamente hasta que la conversación se dividió y los hombres comenzaron a hablar de asuntos de comercio y más política. Por otro lado las mujeres entablaron conversación aparte y comenzaron a hablar de Eva y de lo mucho que había crecido y lo feliz que estaba todo el mundo de que por fin, a los quince años, el padre se decidiera a buscar un esposo para su hija y un heredero al reino. La madre de Eduardo no perdía tiempo y también comenzó a hablar de su hijo y de cómo este como se había convertido ya en todo un caballero.