•Corazón• Ayuda

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Y le vi caer.

Mientras aquel hombre entraba al bar le vi caer, le ayudé a levantarse mientras este tocaba su cabeza adolorido.

- ¿Está bien, señor?- pregunté.

Este asintió y se sentó en una silla, miró a los lados, parecía confundido.

- Anda, hola Corazón, hace mucho que no pasabas por aquí- dijo apareciendo mi jefe- ¿lo de siempre?- le preguntó.

El hombre asintió, la verdad, era bastante pintoresco.

Llevaba un abrigo de plumas negro y un gorro fucsia además de que tenía la cara pintada.

Él se dio cuenta de que le miraba, me miró y yo intenté apartar la vista lo más rápido que pude.

Mi jefe le sirvió una bebida a aquel hombre- _____, tú ya puedes irte a casa- asentí cogiendo mi abrigo y saliendo del bar despidiéndome con una sonrisa que me devolvió mi jefe pero con una mirada fría que me lanzó ese tal "Corazón".

La verdad es que apenas era nueva en aquella ciudad y no conocía a nadie de allí, a parte de mi jefe y algunos amigos.

Me desperté muy temprano al día siguiente, así que en vez de ir a mi trabajo salí un poco a recorrer la ciudad, ya que no había tenido ocasión de explorarla.

Era bastante bonita, aunque a esas horas de la mañana era un poco solitaria. En una de esas pasé por delante de un callejón y pude ver a Corazón hablando con un niño, aunque no se le escuchaba.

- Hey- le saludé, aunque no sabía por qué, me arrepentí de haber hecho ese gesto cuando paró de hablar con el niño, mirándome seriamente y comenzando a acercarse a mí lentamente.

Tragué saliva cuando lo tuve en frente, su mirada era fría y penetrante, además de que él era muy alto y me sentía intimidada. Chasqueó los dedos haciendo algo extraño.

- No has escuchado nada, pero me has visto hablar, así que tendré que matarte- palidecí en aquel momento y lo miré asustada, sacó una pistola y me apuntó a la cabeza, yo no me podía mover y por inercia cerré los ojos a esperar mi muerte.

Esperé durante varios segundos pero no recibí el disparo, abrí lentamente los ojos para encontrarme con que Corazón había sacado un cigarrillo y lo estaba encendiendo para fumar.

- No se lo digas a nadie- me dijo chasqueando de nuevo a sus dedos y yéndose mientras que el niño aún dentro del callejón me miró frívolamente corriendo y saliendo en dirección contraria a Corazón.

Mi corazón, el cual antes había comenzado a latir rápidamente por la adrenalina de aquel momento se fue calmando poco a poco, no sabia que ocurría pero le obedecería y no diría nada.

Llegué a mi trabajo dejando mi abrigo en el perchero de la entrada - ¡Ya he llegado!- dije dando una voz a mi jefe, pero me encontré con la mirada de Corazón, que me miró como las anteriores veces pero con el detalle de que esta vez me sonrió.

- Ah, hola _____- dijo mi jefe.

Me puse tras la barra de aquel bar mirando a mi jefe- jefe, tú puedes irte a hacer algo, yo mientras me quedaré aquí con este hombre- le sonreí.

- Bien, gracias _____- dijo mi jefe yéndose a la parte trasera del bar.

Posé mis antebrazos sobre la barra acercándome a Corazón y diciéndole en voz baja:

- Más te vale que me empieces a contar que es lo que tramas si no quieres que te delate- este frunció el ceño levemente y chasqueó sus dedos creando un aura invisible a nuestro alrededor.

- Te lo contaré, pero a cambio me ayudarás- yo asentí alejándome un poco de él.

- Está bien, no sé si lo sabrás pero yo soy un integrante de la familia Donquixote- me sorprendí un poco y tragué saliva al pensar en el lío en el que me estaba metiendo- soy concretamente el hermano de Donquixote Doflamingo, Donquixote Rocinante- mi cuerpo se tensó y me arrepentí al haber aceptado en meterme en algo relacionado con aquella terrorífica familia- pero realmente, soy un integrante de la marina destinado a pararle los pies a mi hermano- mi boca se abrió levemente y mis ojos se pusieron como platos.

- E- espera, eres su hermano ¿por qué le harías eso? Tendría más sentido que lo apoyases- su mirada se ensombreció y deseé haber cerrado la boca en aquel momento.

- Es... Un asunto familiar- se pasó una mano por los ojos- a lo que iba, necesito tu ayuda para salvar al niño que viste ayer conmigo- un recuerdo vino a mi cabeza, y fue la mirada fría y el cuerpo delgado y en algunas partes muy pálido de aquel chico, parecía que había visto el infierno mismo.

- Él tiene una extraña enfermedad, ¿cierto?- le pregunté.

- Si, y quiero salvarle, le llevaré a cualquier hospital solo para salvarle- se quedó mirando la barra fijamente sumiéndose en sus pensamientos.

- Está bien, te ayudaré, pero ¿estás seguro de que el chico querrá irse? Parecía no llevarse muy bien contigo-

- Tranquila, tengo un plan-

- Conque tu plan era básicamente secuestrarlo- dije mirando al pobre chico que estaba durmiendo notoriamente cansado mientras yo estaba sentada apoyada contra el mástil del barco en el que estábamos.

- Supongo- dijo Corazón sentándose a mi lado.

- Oye... Hay algo que no te he preguntado- le miré, este se giró a mirarme dándole una calada a su cigarrillo- ¿por qué haces esto?- le pregunté seria.

Echó humo de su boca mirando al pobre chico- simplemente quiero ayudarle- respondió quedándose con la mirada fija en el niño.

Solté un suspiro y me apoyé en su hombro cerrando los ojos- bueno pues no es por nada pero tengo sueño y no va a ver Dios que me mueva de aquí- abrí mi ojo izquierdo mirando la cara de Corazón, la cual se veía algo sonrojada y me reí un poco.

- ¿De qué te ríes?- me preguntó.

- De nada, tomate-

One Piece - One-shots (Continuada en @LucyStuff) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora