•Niji• Siempre haces lo mismo

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— ¡Niji!— gritó la pequeña niña. El llamado chico le devolvió una mirada asesina— N- Niji-sama— corrigió la chica.

— ¿Qué quieres?— preguntó molestado Niji.

— Deja a Sanji-sama, ¿por qué siempre le pegáis? Él no ha hecho nada malo, dejadlo ya en paz— se puso delante del rubio chico tratando de protegerlo— O pégame a mí.

El peliazul la miró detenidamente, levantó el puño y le dio a la chica un pequeño golpe en la cabeza. Luego se fue junto con Ichiji y Yonji mientras estos dos primeros cuchicheaban cosas.

— ¿Estás bien, Sanji?

— Sí, muchas gracias _____— asintió el rubio— ¡Luego te prepararé unos pastelitos!

Oh, no hace falta, en todo caso yo tendría que prepararte los pastelitos— porque claro, ella era la sirvienta y él, el príncipe.

Así recordaba _____ su infancia, con cierta alegría y nostalgia. La encontraron medio-muerta en una isla cuando ella era pequeña, había naufragado hace varios días porque el barco en el que navegaba fue atacado por piratas y aparentemente todos habían muerto menos ella.

Recuerda que una silueta de un niño de su misma altura o un poco más pequeño la ayudó a levantarse y la llevó al barco y que junto a algunos médicos en poco tiempo la dejaron curada y ya sin hambre ni sed.

Ella recuerda cada día el nombre de su salvador...

— Niji— tocó la puerta la joven con ropas de sirvienta. Suspiró— Niji-sama— no le gustaba llamarle así porque la hacía denigrarse, el peliazul era el único que le obligaba a llamarle así.

La chica se hartó y abrió la puerta del gran cuarto, viendo a el príncipe durmiendo plácidamente en su cama. Esta se acercó hasta él agachándose un poco y quitándole algunos mechones sueltos de la cara al chico— Niji~— canturreó.

El chico sin cortarse cogió a la chica de la cintura y levantándola levente hizo que se tumbase en la cama a su lado, abrazándola y entrelazando sus piernas.

— Niji, siempre haces lo mismo— la chica puso sus manos en el pecho del mencionado y trató de soltarse de su agarré, pero fue en vano.

El chico se quejó un poco al ver a la chica resistirse y al final la dejó soltando un bufido y girándose para darle la espalda.

La chica se sintió un poco mal así que le abrazó por detrás oliendo su aroma— Lo siento— dijo levemente— pero ya sabes que no quiero que hagas eso— dejó de abrazarle, se levantó y le dio la vuelta al chico— venga, a levantarse.

— No quiero.

_____ al escuchar su negación le cogió de la oreja y tiro de esta para levantarle. Y así fue como llevó al chico al comedor, donde ya estaban todos esperando para desayunar.

— Au, au, au, au, ¡para!— decía el chico.

— ¡No pararé hasta que te sientes!— decía la chica.

Todos en la mesa trataron de mantenerse serios ante esa escena pero se les escapó alguna que otra risa.

Al final la chica consiguió que el peliazul se sentase en la mesa y este solo bufó frotándose su oreja.

— Que bien que no llevabas los audífonos esos que siempre llevas— bromeó la chica mientras le llevaba la comida a Niji.

— ¡No son audífonos!

— Ahh, claro, entonces son una radio por eso llevan esas antenas— la chica alzó dos dedos, uno a cada lado de su cabeza, imitando las antenas a las que se refería.

El chico la cogió de la camisa mirándola fijamente y luego de unos segundos la soltó.

— Niji, siempre haces lo mismo— le criticó la chica para luego irse.

La chica luego de un rato volvió para recoger los platos sucios que habían dejado los Vinsmoke, pero se sorprendió al encontrarse a Niji sentado en su silla con los brazos cruzados.

— ¿Niji?— preguntó la chica. El chico no contestó así que esta se acercó al mencionado. Repitió su nombre alargando la última vocal mientras agitaba su mano frente a la cara del peliazul— ¿Te has enfadado por lo de antes?— preguntó la chica apenada.

— ¿Por qué?— el chico habló.

— ¿Por qué? Bueno... No sé, me dejas gastarte bromas y...

— ¿Por qué siento cosas por ti?— le cortó el chico. La chica se sorprendió.

— ¿Sientes algo por... mí?— es lo primero que se le vino a la cabeza preguntar. El chico asintió aún sin dejar de estar de brazos cruzados y sin mirar a la chica.

— Niji... Yo también llevo un tiempo sintiendo cosas por ti— ¿te estabas declarando? Sí, te estabas declarando.

— ¿Por mí? Bah, quién me amaría— rió egocéntrico y se levantó descruzando sus brazos.

— Niji— le llamé, el me miró y yo sin dudarlo le besé, tuve que ponerme de puntillas porque era bastante alto, pero pude llegar a sus labios ya que este se agachó un poco, correspondiendo mi beso.

Fue un beso largo, lento, dulce... ¿Quién se esperaría que alguien tan rudo besase tan bien? Me separé de él luego de unos segundos, sentía mis mejillas arder levemente y le miré a la cara, el también estaba un poco sonrojado.

— Amo esta sensación...— te cogió como un saco de patatas y tú te quedaste extrañada.

— Niji, ¿qué haces? ¿a dónde vamos?— le preguntó la chica.

— Vamos a mi cuarto— la expresión de la chica en ese momento expresaba nerviosismo.

— ¿A tu cuarto? Eh, espera, ¿por qué no vamos a tomar un batido? O uhm, ¡a lo que sea!— trataba de escaparse la chica.

El chico no le hizo caso y al final la llevó a su cuarto junto a él. Al parecer la familia Vinsmoke no pudo dormir bien aquella noche...

One Piece - One-shots (Continuada en @LucyStuff) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora