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Capítulo 11

Subiendo por las montañas a veinte minutos de la ciudad, todo lo que veía Baekhyun por la ventanilla era chaparral, roble rastrero y rocas. La carretera era empinada, y el cielo sobre su cabeza estaba tan claro y era tan intenso que parecía que con bajar la ventanilla Baekhyun podría tocarlo fácilmente.

Aquellas montañas eran colinas comparadas con las Rocosas, pero él las adoraba. Le hacían pensar en viejos vaqueros, cansados y curtidos por la dura vida al aire libre. Una buena parte de aquellas montañas era propiedad del padre de Chanyeol.

Y de acuerdo con el expediente que le había facilitado la NSA, eso no era todo lo que figuraba como propiedad de Isen Park. Tenía viñedos en el valle de Daegu. Y un montón de bienes inmuebles en Seúl y Busan. También valores de Bolsa, bonos del Estado y más tierras en alguna región remota de China. La NSA estimaba su patrimonio en trescientos millones de dólares, y Chanyeol lo administraba todo.

Pero los federales no lo sabían todo. No sabían quién era la madre de Chanyeol, ni cuántos años tenía su padre. Ni siquiera sabían cuántos años tenía el propio Chanyeol. En la treintena, pensó Baekhyun. Podría pasar por alguien de veintitantos, pero su actitud dejaba claro que era mayor. Aunque, pertenecer a la realeza, o casi, quizá tuviera ese efecto.

Observó a Chanyeol y luego volvió a mirar por la ventanilla. La vista era más interesante que un hombre lobo refunfuñando. El coche, sin embargo, había despertado el deseo en su corazón. Un Mercedes descapotable precioso y nuevecito, plateado por fuera, cuero negro por dentro y sistema de navegación incorporado. En vista del ambiente malhumorado no había querido sugerir que podían bajar la capota, pero así era más fácil disfrutar del increíble estéreo del equipo de música... aunque no hubiera mucho que escuchar.

Cuando Chanyeol había pasado a recogerlo estaba escuchando a Dvorák. En general, soportaba bastante bien la música clásica. Pero no esta, no los cuartetos. Quizás habría tenido que apretar los dientes y aguantar hasta que acabara, pero no lo hizo. Preguntó educadamente si Chanyeol podía cambiar de música. Y, educadamente también, él había cambiado de dial hasta dar con una emisora de clásicos del rock. Lo que suponía que, desde el punto de vista del gusto musical de Baekhyun, le había salido el tiro por la culata. Le dio igual.

Ya se había disculpado la noche anterior. ¿Qué más quería que hiciera? Y, maldita sea,
¿realmente estaba deseando que Chanyeol volviera a intentar ligar con él? No podía ser tan estúpido. Oh, está bien, admitió. Quizá sí lo era. Estaba trabajando para superarlo. Pero no hacía falta que él se comportara de una manera tan condenadamente educada. Él lo había intentado. ¿Acaso no había intentado empezar una conversación civilizada? Era increíble lo sofocante que podía resultar un simple sí o no. Cortésmente él la había forzado a guardar silencio.

Chanyeol le recordaba a su madre.

Ese pensamiento era lo suficientemente absurdo como para hacerlo sonreír. Estaba tomándose a sí mismo, y tomándole a él, demasiado en serio. Y esto era una investigación, no un viaje de placer.Se lo había dejado bien claro al capitán esa misma mañana. Él había estado de acuerdo con Baekhyun en omitir de los informes oficiales todos los detalles irrelevantes; le gustaba la idea de tener a oscuras a los federales. Después, Baekhyun había ido a hablar con los vecinos de los Kim. Pilló a un par en casa.

El del piso de abajo no conocía a la pareja. Así que no fue de gran ayuda. Sin embargo, le había tocado el gordo con la del 41-C. Im Yoona era una mujer joven, soltera, amiga de Rachel. Estaba de acuerdo con que a Heechul se le iban fácilmente los ojos tras las mujeres, y no solo los ojos, también las manos y otras partes del cuerpo. Él había convencido a Rachel de que intentara ligar con alguien del Club Infierno, y había estado muy orgulloso de ella al saber que había caído un príncipe lupus.

Peligro Tentador [Adaptación] ChanbaekWhere stories live. Discover now