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Capítulo 25

Baekhyun despertó desorientado. No estaba en la cama, estaba...Parpadeó, luego sonrió. Acurrucado junto a Chanyeol, en la silla.

Giró la cabeza para mirarle. Su rostro raspaba por la barba mañanera, y tenía la cabeza echada hacia atrás, los ojos cerrados, la boca ligeramente abierta. Un hombre mucho menos elegante que el que había conocido en el Club Infierno.

Mucho más real.

Y era suyo. Para bien o para mal... No era como si los lupi creyeran en el matrimonio, pero ¿qué era ese vínculo sino un matrimonio que ningún juez podía disolver?

Por supuesto, se suponía que el matrimonio debía ser permanente también. Unas pocas generaciones atrás las mujeres se veían atadas de por vida a hombres que conocían muy poco o que no conocían en absoluto. En su propia familia, Baekhyun tenía que remontarse dos generaciones tan solo. El primer marido de la abuela había sido un completo desconocido para ella en la noche de bodas. Eso no significaba que lo que le habían hecho a Baekhyun estuviera bien, pero, como solía leerse en algunas camisetas, a veces te tocaba pisar una mierda.
Y cuando eso pasaba, era trabajo de Baekhyun limpiarlo todo, hacer que las cosas volvieran a estar bien. El trabajo de un policía se parecía mucho al de un ama de casa, pensó. Un trabajo sin fin y sin recompensa por el que la gente solo se interesaba cuando las pelusas de polvo corrían por el suelo o los criminales andaban sueltos por la calle.

Era todo lo que Baekhyun había deseado hacer en la vida.

Sonó el teléfono. Se sentó intentando no hacer movimientos bruscos, pero el timbre había despertado a Chanyeol.

— No siento mi mano izquierda —murmuró.

— Lo siento —Baekhyun había estado durmiendo sobre esa mano. Se levantó, mirando alrededor.

¿Dónde estaba su teléfono? En el bolso, que... no sonaba, descubrió cuando se acercó a él.

— Creo que es el mío. —Chanyeol se levantó, moviendo la mano izquierda y frunciendo el ceño.

Baekhyun sonrió mientras Chanyeol se dirigía al dormitorio, donde estaba su chaqueta y, por lo tanto, su móvil. Había algo gracioso en la mano de un hombre lobo que se había quedado dormida.

Gracioso y muy entrañable.

Un instante después, Chanyeol estaba de vuelta, despierto del todo.

— Era Max. Dice que Kai ha dejado un mensaje en el club. Quiere que vaya a verlo.

Baekhyun observó el mensaje escrito en una cursiva descuidada por encima de la barra del Club Infierno: «Chanyeol, no creas nada de lo que diga. No vengas. Y no cuentes nada.»

Las letras todavía humeaban. Al lado había un mapa bastante básico. O, al menos, era lo que Baekhyun creía que era.

— Es la letra de Kai —dijo Chanyeol.

— ¿Te suele dejar muchos mensajes escritos a fuego sobre las paredes?

A Chanyeol no le hizo gracia.

— No.

Max estaba asomado a la barandilla en lo alto del bar, observando ceñudo a Baekhyun.

— Ya sé que este tiene unos buenos muslos, pero ¿tenías que traerlo contigo?

Max había estado refunfuñando por la presencia de Baekhyun desde que habían llegado. Y ya estaba harto.

— ¿Todos los gnomos son pequeños pervertidos odiosos o solo es tu caso?

— ¿De qué demonios hablas? Solo porque sea bajo no quiere decir que...

Peligro Tentador [Adaptación] ChanbaekWhere stories live. Discover now