Capítulo 1.

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Nací en la pequeña ciudad de Wolverhampton. Crecí en el seno de una familia que era amable y cariñosa. Mi padre era un hombre cariñoso y firme, pero a pesar de todo un gran hombre y un gran padre. De descendencia italiana, con un toque de americana por las venas, y con un bigote definido, ese era el. Solíamos leer el periódico juntos o realizar los crucigramas en su oficina en su tiempo libre. Durante mi infancia solía llevarme a la escuela y venía a buscarme para ir a jugar al parque un rato, jugábamos béisbol y otras cosas. Era hijo único, así que aquellos días de verano, jugamos y solíamos ir a cualquier restaurante y platicar un poco sobre el futuro. No estaba mucho tiempo en casa, así que madure rápidamente. Me hice una persona independiente. Al no tener a nadie más en mi vida, más que a él, ya que era hijo único. ¿Y mi madre? Pues veras, mi madre abandonó este mundo cuando sólo tenía tres años de edad.

Lo único que recuerdo de mi madre realmente, era su aroma. Un aroma a galleta dulce, mezclado con extracto de vainilla de su fragancia. Mi padre solía decirme que solía sentarme en su regazo  cuando me podía a llorar. Era una gran mujer.

Solo hubiese querido pasar más tiempo con ella.

Ella murió de una enfermedad muy grave, que se había extendido por su cuerpo todos esos años, y que, al final había terminado matándola. En aquel entonces, era muy pequeño para comprenderlo. No recuerdo su voz, y no es que me queje, pero fue muy egoísta de su parte al marcharse de este mundo.

Las situaciones solemos verla de diferentes formas, ya que, todos reflejamos una realidad diferente. Un mundo distinto de otro, marcado por los gustos y sueños de diferentes personas. Somos capaces de encontrar una felicidad distinta, dependiendo de nuestros deseos, pero, no todos podemos ser felices.

Siempre habrá alguien que sufrirá por nuestras acciones.

Mi familia era dueña de un hotel, "Hotel Estrellas del Paraíso" el mejor lugar, donde podrá descansar y será capaz de encontrar la felicidad. Era un lugar de alto prestigio y muchas personas acudían a él. Éramos personas de dinero, pero siempre manteníamos la humildad.

En aquel entonces tenía catorce años, y mi juventud pasaba bastante rápido. Cuando tenía vacaciones yo ayudaba a mi padre en el hotel, según él, era para que aprendiera los distintos ámbitos del negocio. Por eso, me ponía distintos trabajos en diferentes ambientes, sin descanso.

Ahí fue donde lo conocí.

Lo que le pasa a un chico en el verano de sus catorce años puede marcarlo de por vida.

Era un día soleado y caluroso. Sin aire, que ventilara nuestra cuerpos sudados por el excesivo calor que había. El trabajo que tenia era en el del recibidor. Me quedaba acompañando a James, el recepcionista. Un carismático y siempre de buen humor, caracterizado por sus grandes y hondos hoyuelos. Mi padre me dio instrucciones de lo que debía de hacer, eran sencillas, pero aplicarlas era lo difícil. Difícil, porque la recepción era siempre parecido a una protesta ecologista. Siempre llena de gente, gritando para que le atendieran y fueron atendidos por el mejor servicio de la ciudad. Solía atarearme y cometer demasiados errores; debía de agradecer que James era demasiado comprensivo conmigo. Así que en un acto de bondad, me dijo que se encargaría de todo mientras tomaba cinco minutos de respiro.

Salí a la terraza del hotel, el cual, era similar a un pequeño prado lleno de árboles. Y puse a masajear mis pies mientras tomaba de un vaso de agua que había tomado de la cocina. Mientras bebía el agua note como en el vaso se reflejaba a lo lejos una hermosa figura, parecida a la de un ángel. Terminé de deber y al bajar el recipiente de cristal con el que bebía, pude divisar a una persona muy hermosa. Un chico. Este era rubio, de facciones relajadas, con una tez blanca como la nieve, unos ojos azules que llamaban la atención desde lejos y su cabellera que le llegaba al cuello. Atontadamente, puse mi zapato y con paso acelerado camine cerca de él, escondiendo en uno de los árboles, mientras veía como se acercaba a la entrada. Venía sujetando la correa de un perro, y por lo que vi, era de una familia rica e importante. Así que sin dudarlo. Regrese al recibidor atravesando la cocina y los cuartos de limpieza. Y me coloqué en el puesto en el que estaba. James no dijo nada al verme y comencé a ayudarle con la gente. Esta había disminuido, pero la cantidad era aún considerable.

Mi Duende [Niam]Where stories live. Discover now