Capítulo 33

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Lucía Cooper

Caminaba dando pequeños pasos, el lugar estaba desolado y solo se escuchaba el resoplar del viento y el sonido que hacían mis pies cada vez que los ponía en contacto con la nieve. Llevaba caminando unos diez minutos y no había descubierto ningún tipo de vida en este lugar y no sabía si eso era bueno o malo.

Mientras más me adentraba en el bosque más y más frío se iba poniendo el ambiente por lo que iba abrazándome a mí misma para pasarle más calor a mi cuerpo y no terminar congelada. Observé una oscuridad muy extraña a escasos metros de mí y seguí caminando hasta dar con ella y justo cuando pensaba adentrarme en la oscuridad choqué con algo parecido a un cristal.

Por inercia me alejé unos pasos para observarla mejor, era algo parecido a una caja, de afuera hacia adentro no se podía ver nada, solo oscuridad. Decidida me acerqué de nuevo y pegué mi cara al cristal frío lo más que pude tratando de ver hacia adentro. Un rostro apareció frente a mí y yo caí de culo al piso soltando un grito de sorpresa.

Era una mujer de al menos veinte años y de la oscuridad solo sobresalía su cara.

—Hola, princesita —ronroneó.

—Hola —dije intentando no parecer asustada.

Ella se movía a lo largo del cristal y no podía ver su cuerpo solo su rostro.

—Eres más linda de lo que pensé —declaró.

—¿Tu como sabes acerca de mí? —ella sonrió.

Su sonrisa era tan parecida a la de Cheshire, el gato de Alicia en el país de las maravillas.

—Todos los de aquí sabemos acerca de ti —seguía moviéndose a lo largo del cristal y yo la seguía con la mirada —eres nuestra única esperanza, ahora, ¿me abres la puerta, princesita? —fruncí el ceño ante sus palabras.

—¿Qué eres? —esa era la gran pregunta que rondaba en mi cabeza.

—Soy un gato y vengo de la tierra —rodé los ojos.

—Aquí solo habitan criaturas despreciables —ella comenzó a reír como desquiciada.

—¿Sabes que existen los seres buenos y malos no? —asentí —¿Sabes que el infierno es donde habita todo ser malvado? —asentí en respuesta otra vez —¿Por qué mantenernos encerrados si somo seres "despreciables" igual a todos los que habitan el infierno?

—Cierto - ella sonrió enormemente —¿Entonces por qué estás aquí encerrada?

—Soy un ser creado por Dios, Lucifer me propuso unirme a él y no acepté, por eso estoy aquí encerrada, no solo yo, muchos seres estamos aquí encerrados por no querer seguirlo a él —su sonrisa desapareció —no confíes en nadie Lucia, tú tienes el gran poder que todos buscan y quieren —sus ojos eran de un grisáceo verdoso, era difícil explicar su color y eran enormes, miro a todos lados con ellos y me hizo señas para que me acercara, me levanté del suelo y me acerqué con pasos lentos al saber que no podía atravesar el cristal —él no sabe que tú tienes el poder, por favor no lo demuestres, de lo contrario acabara contigo —sus ojos se cristalizaron.

—No llores, tranquila.

—Sé que no me crees, sé que piensas que en verdad soy mala, pero por favor solo libérame, te juro que no te haré daño.

—Me acabas de decir que no confié en nadie —las lágrimas que sus ojos estaban reteniendo rodaron por sus mejillas.

La caja se iluminó por completo y adentro pude observar mantas y muchos libros tirados por todos lados. Por fin la observe a ella, era más o menos de mi tamaño, cabello gris y piel demasiado blanca, detrás de ella se movía de un lado a otro una cola del mismo color que su cabello, ella tenía un vestido blanco algo sucio y rasgado. Se puso de rodillas del otro lado del cristal y yo por inercia retrocedí.

Mi Demonio PersonalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora