Tres Vueltas De Arena

13.- La venganza se sirve en un cumpleaños

Harry estaba dolido y furioso a partes iguales, era inaudito que Draco le hiciera justamente esto cuando parecía que iban tan bien en su relación. Ya habían llevado 4 años de la misma a buen puerto y justo ahora que se ponía serio respecto a su futuro juntos, Draco actuaba como... justo como hubiera esperado del Draco de su tiempo.

Todo había comenzado un a principios del año, justo un par de semanas antes de San Valentín. Harry había preparado la sala de los menesteres para una velada especial, quería que su novio se sintiera especial. Había preparado una cena a la luz de las velas y una cama mullida con sábanas de satín. No iban a llegar a la cuarta base, pero quería privacidad para lo que pensaba hacer con Draco.

Durante la cena todo iba justo como Harry planeo, hablaron de muchos temas, desde quidditch hasta películas, Draco al final resultó ser todo un cinéfilo y en sus citas solían ir a ver películas de todo tipo que podían por su edad, y otras que, en teoría, no deberían ver "por su edad", pero que Draco encontró fascinantes por los temas que trataban.

El problema vino en la cama, Harry tenía a Draco contra el colchón, besando y chupando los pezones de su dragón y arrancándole gemidos de placer, cuando llegó al miembro de Draco, empezó a jugar con la idea de meter uno de sus dedos en la entrada de su pareja. Había estado leyendo sobre la penetración anal, aun no se sentía preparado para ella, y tampoco sabía si prefería estar arriba o abajo, pero pensó que primero intentaría arriba.

Cuando sintió el dedo dentro de él, Draco siseo, pero pareció agradarle, así que Harry trabajó afanosamente en buscar el punto que describían los libros, luego de unos minutos de delicada exploración, lo encontró. Draco abrió los ojos con sorpresa y pedía más de aquellas caricias en su interior hasta que su semen llenó la boca de Harry quien se lo trago, dejando a Draco observar cuando se relamía los labios, haciendo que gimiera quedamente ante esa imagen.

Cuando fue el turno de Draco de regresar las atenciones, empezó el problema, Draco intentó el mismo movimiento que Harry y Harry fue incapaz de relajarse ante la penetración de los dedos de su novio. Draco no dijo nada en el momento y desestimo la resistencia de su novio a ser penetrado incluso por sus delgados dedos. Pero eso solo fue el principio de sus primeros pleitos.

Era raro de pensar, pero desde que iniciaron su noviazgo no habían tenido ninguna pelea en realidad, ni siquiera se habían alzado la voz, nada. Sus desacuerdos siempre los resolvían civilizadamente, llegando a un acuerdo que a ambos les resultará beneficioso o comprometiéndose a compensar al otro, como la vez que Harry llevó a Draco a comer pizza y el rubio no disfruto ensuciándose las manos, pero Harry tuvo que prometer que luego irían a comer a donde él decidiera y Harry acepto estos términos.

Pero esta vez no fue así, lo que empezó como una nueva caricia entre ellos se hizo la constante fuente del problema. Draco no tenía problemas con ser el sumiso, si luego Harry tomaba ese papel también, pero por las reacciones físicas de Harry, Harry no parecía muy dispuesto a serlo. La verdad de las cosas es que Harry no había abandonado completamente sus temores sobre su sexualidad, a veces se descubría viendo a alguna compañera y pensaba en cómo se sentiría tocar esa piel. A veces se encontraba recordando el cuerpo de Ginny cuando estaban casados.

El solo imaginarse siendo montado por Draco lo excitaba y a la vez, le infundía temor, ¿Dolería? Por la cara que ponía Draco cuando él usaba sus dedos, no. Pero una cosa eran los dedos y otra muy diferente un miembro y el de Draco era bastante más ancho que sus dedos, aunque el suyo no se quedaba atrás, así que tampoco se había atrevido a llegar al fondo con Draco. Tenía después de todo, las hormonas de un adolescente, aunque tuviera una mente "ligeramente adulta", y eso hacía que quisiera estar todo el tiempo con su novio. Pero también tenía los temores típicos de la adolescencia, y sería la primera vez en ese cuerpo, la primera de vez de su yo de ese tiempo.