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UNA SONRISA ILUMINÓ TODO SU ROSTRO

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UNA SONRISA ILUMINÓ TODO SU ROSTRO. Sus manos se entrelazaron en su cintura, cuando giró su cuerpo hacia el hombre. El cuerpo del hombre estaba a su lado el hombre al cual le había dado una oportunidad. Su corazón y su cuerpo se llenaron de calor, cuando los labios del profesor se juntaron con los suyos. Esta fue la primera vez en la que realmente estuvo feliz junto a un chico. Allí, recostada con Remus junto a ella, estaba feliz. El hacia que el corazón de Venus creciera cada vez más, y la rubia últimamente sentía que flotaba en una nube de felicidad.


Los días siguientes a la pelea, Margo y Venus no volvieron a hablar, y eso la estaba matando. Se le estaba yendo de las manos la situación con su mejor amiga. Venus había deseado decirle a Margo de otra manera su secreto. Pero cuando escupió todo tan rápidamente, se dio cuenta que no salió como lo había planeado, como a Venus le hubiera gustado.

Las vacaciones de Navidad comenzaban mañana, y todos los estudiantes volvían a casa para estar con sus familias.

"Este es probablemente, el mejor momento de mi vida," Hablo suavemente Remus en su oído, mientras acercaba más a la rubia hacia su cuerpo.

Venus sonrió tontamente, colocando sus manos en su pecho. "El mío también."

"¿Qué pasa? ¿Por qué esa sonrisa?"

Venus se encogió de hombros, sonriendo. "Estoy feliz, eso es todo."

Remus se inclinó hacia el cuello de la chica y comenzó a besarla, un pequeño gemido se escapó de los labios de la rubia. Venus no quería que ese momento terminará. Era el momento perfecto; el tiempo se congeló, memorizando esto para el futuro. Venus se sentía feliz, algo nuevo sucedía en su vida. La bruja se sentía conforme con Remus, con el alrededor era todo más sencillo.

Venus sabía que se tenía que ir, ya que tenía que empacar sus cosas. Venus se quejó,  preparandose para decirle las malas noticias.

"Remus, tengo que irme," Llorisqueo Venus, mientras se sentaba en la cama.

"Es sábado, no tienes que irte hasta mañana," Exclamo Remus, intentando hacer que la chica entre en razón.

Venus rodó sus ojos hacia su novio. "Si, lo se. Pero quiero aprovechar hasta el último minuto para hacer tarea. Si tengo tiempo, volveré." 

Remus aceptó, y la dejó ir. Se levantó de la cama, abandonando los reconfortanbles brazos de Remus. La rubia sacó la cabeza por la puerta del cuarto, revisando que no haya nadie en el pasillo. Cuando no hubo moros en la costa, salió de la habitación y se dirigió a su torre.

VENUS Y LA LUNA ➹ PROFESOR REMUS LUPINWhere stories live. Discover now