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Suspiro.

Komaeda suelta un pesado suspiro tras haber terminado con los preparativos del juego, ahora debe esperar a que la Fundación de Futuro llegue y liberen a Komaru para que todo comience.

Observa como el sol se esconde por el horizonte y hace una mueca desagradable al tener que regresar a la guarida de aquellos niños, quienes son tan insoportables, excepto Monaka. Ella es especial, un alfa hembra demasiada lista, sino fuera porque la hermana de Naegi puede darle la esperanza absoluta, que tanto anhela presenciar, haría que la niña de cabello verde se transformará en ella y el juego cambiaría. Sin embargo, no lo hará.

Vuelve a soltar un suspiro, limpia sus manos encima de los pantalones y voltea para empezar a caminar rumbo a la guarida. Cuando está pasando por una calle, la cual está vacía, siente el olor de tres alfas.

El albino decide ignorar aquellos desagradables aromas y continúa su rumbo.

—Vaya, vaya —escucha como dicen detrás suyo—. Pero, miren quién tenemos aquí.

Sigue caminando por la vereda con una expresión seria.

—Ah, es un omega —otra voz masculina seguida de una odiosa risa por la misma persona—. Un ardiente omega.

—Que huele de maravilla —la tercera voz es más desagradable.

—Sabes, es de mala educación ignorar a tus mayores, niño —siente como lo agarran del brazo y se safa con fuerza.

El gris mira con rabia al hombre de cabello naranja.

—Déjenme —gruñe molesto y uno de los alfas lo mira con burla.

—La puta tiene garras, Fukushima —menciona el tercer alfa con tatuajes de animales en los brazos al alfa que lo agarro.

—Esas son mis favoritas —le responde el tal Fukushima.

Frunce el ceño, más que molesto, y sigue caminando; pero esta vez es un paso veloz.

—Ay, no huyas —ríe el segundo alfa de ojos bicolor—. Pequeña zorra.

Corre, Komaeda empieza a correr al darse cuenta que está en peligro.

Al ser alguien de salud frágil, su desempeño físico no es muy bueno; por lo que, está cansado, no siente las piernas, pero sigue corriendo.

—La perra es tan estúpida que entró a un callejón —dice el alfa de tatuajes riendo.

Choca contra la pared y no tiene nada con qué defenderse ni una tapa de basura, absolutamente nada.

El líder, Fukushima, observa con gracia como los otros dos alfas agarran, cada uno, el brazo del omega.

— ¡Sueltenme! — Exclama furioso— ¡Que me suelten, idiotas!

—Uy, pero qué boca —menciona el alfa con ojos bicolor soltando un silbido—. Deberías hacer algo al respecto, Fukushima.

—Claro que lo haré —se acerca hasta el albino—. Tú, pequeña puta —lo mira con diversión—. Serás el juguete preferido de cientos de alfas, mientras, está mierda dure.

— ¡Jamás! —escupe hacia el rostro de aquel alfa y recibe un golpe en el estómago.

—Será mejor que seas un buen chico —dice el tatuado riendo.

Komaeda está buscando respiración con su boca y siente otro golpe en la misma zona sintiendo como cae de rodillas.

—Sujetalo bien -ordena el líder—. Voy a probar si la mercancía vale la pena.

Impredecible © (Kamukoma/Omegaverse) [Primera Temporada] |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora