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Dos días. 

Han pasado dos días desde que Komaeda se desmayó en el centro comercial de la segunda planta, el azabache a estado cuidando de él, dándole el tratamiento médico necesario para que su salud regrese a la normalidad, pues el motivo, por el que perdió el conocimiento, no fue por falta de comida o porque estaba muy débil, la causa principal fue la enfermedad, la cual lleva desde que era niño. El tumor en el cerebro está avanzando, más de lo normal, al parecer la mala suerte está que cumple su función, si los meses pasan, Komaeda Nagito morirá.

Claro que Kamukura no va permitir ello y va a encontrar la cura para la demencia terminal de su omega.

Revisa el estado cardíaco, observa la pequeña bolsa de suero, gira el cuello hacia la izquierda para mirar el tranquilo pálido rostro y lo comienza acariciar con lentitud.

Falta pocos minutos para que despierte, es lo que su análisis ha arrojado, sabe que tiene que ser cuidadoso con las palabras y acciones.

—Mhmm —escucha un quejido salir de los labios del chico con blanca cabellera.

Abre con lentitud los ojos, parpadea varias veces para poder acostumbrarse a la tenue luz, el gris va de un lado a otro y frunce el ceño al no saber, o reconocer mejor dicho, el lugar. Siente como hay agujas traspasando su piel, intenta mover las piernas, pero no lo consigue, oye levemente el sonido de una máquina haciendo "vip, vip, vip" y como alguien pronuncia su nombre.

—Mmmm —se queja al recobrar los sentimientos y mira al alfa, aturdido— ¿Kamu… —tose porque la garganta está muy seca.

—Ten, bebe.

Le extiende un vaso con agua, trata de agarrarlo, pero los sistemas de su cuerpo, todavía no se han activado; por lo que, Kamukura ayuda a que el contrario puede beber el agua sin derramar ni una sola gota.

—Gra-Gracias —dice sin tener opción.

Su educación está por encima del rencor.

—Tus signos vitales están estables —informa dejando el vaso encima de la pequeña mesa de noche color crema.

No dice nada, permanece callado. El alfa sabe que, en estos momentos, el suertudo de preparatoria debe descansar, luego, tendrán tiempo de hablar; sin embargo, Komaeda no tiene planeado aquello.

— ¿Qué hago aquí?

—Debes descansar.

— ¿Qué hago aquí, Kamukura? — Alza la voz y el tono sale amargo—. Olvidalo, agradezco la molestia de que hayas cuidado a una basura como yo, pero voy a ir.

—No irás a ningún lado —demanda en tono seguro y desprende feromonas de intimidación.

El omega desvía la mirada.

—No-no vas a decirme que hacer.

Kamukura chasquea la lengua con fastidio, por qué es tan terco.

—Nagito, entiendo el hecho de que estás molesto, lo que hice fue un gran error —no lo mira—. Pero, debes saber...

— ¡No quiero saber nada!

Cierra los ojos con fuerza al sentir las lágrimas descender, aprieta las manos en forma de puño, suelta un audible sollozo y muerde el labio inferior, no quiere sentirse débil, no quiere mostrarse débil.

Solo desea irse, no ver al azabache, desaparecer, hundirse en la cruel desesperación.

Morir si es posible.

Kamukura no deja de mirar al contrario, el desagradable sentimiento aumenta en el centro de su pecho y da unos pasos al frente con cautela; tal parece que el omega está muy ocupado llorando para darse cuenta que está sentado a su lado y salta del susto al sentir los dedos del alfa por sobre sus mejillas, eliminando las pequeñas gotas de agua, las cuales siguen cayendo.

Impredecible © (Kamukoma/Omegaverse) [Primera Temporada] |Terminada|Where stories live. Discover now