CAP 5: CDC

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Me acerqué a la ventana y vi que todos estaban tratando de romper la ventana con lo que tenían a la mano, pero era un vidrio blindado.

Al verme comenzaron a gritarme cosas que no entendía.

Pero sí entendí cuando el niño Grimes moduló: "¡Ayúdanos!"

–¡Aléjense de la ventana, idiotas! –Grité, esperando que me entendieran.

Saqué la granada de mi mochila y quité su tapa. La dejé en el marco de la ventana y me alejé corriendo.

Pocos segundos después, se escuchó una explosión y el sonido de las ventanas romperse.

Giré para ver qué sucedió, y vi a todos salir corriendo del lugar, para dirigirse a los autos.

–¡Corran! ¡Cúbranse! –Gritaba Rick Grimes.

Sin permiso el idiota Dixon me cargó como saco de papas y me metió a una camioneta, cerrando la puerta detrás de él. Su hermano también había subido allí.

–¡Agáchate, primor! –Exclamó.- ¡La cosa va a estallar!

Obedecí, agachándome junto a los dos hermanos.

Luego de unos segundos escuché más gritos, y después una gran explosión que movió la camioneta en la que estábamos.

El Centro de Control de Enfermedades había explotado y ardía en llamas.

–¿Qué carajos fue eso? –Dije, sorprendida por lo que acababa de sorprender.

–El edificio estalló. –Respondió el calvo sexy.

–Sí, eso quedó claro. –Rodé los ojos.- Y es la segunda vez que te salvo el pellejo, idiota.

–Sabía que volverías por mí. –Sonrió.

–No te hagas ilusiones. –Respondí.

Luego de algunos minutos más, todos los autos partieron hacia la carretera, en busca de quién sabe qué.

Quizás, en busca de algún lugar para quedarse por un tiempo.

No me vendría mal un grupo de gente para buscar a los míos.

En especial si iban a salir de la ciudad.

Luego de algunos segundos más, salí de la camioneta y me encontré a Rick Grimes acercándose a mí.

–Gracias por sacarnos de ahí. –Dijo, asintiendo levemente con la cabeza.

–Por nada. –Asentí.- Creo que me quedaré cerca de ustedes por un tiempo. ¿Quién más los rescatará cada que tengan problemas? –Ladeé una sonrisa.

–Creo que necesitaremos saber tu nombre si quieres quedarte cerca. –Sonrió.

–Quizás algún día. –Sonreí.- Por ahora, soy la Furia.

Rick Grimes asintió con una leve sonrisa y giró para ver a todos y dar la orden de partir hacia las afueras de la ciudad.

–Primor, ven conmigo. –Sonrió Merle, señalando una camioneta en la que iría.

–Nah. –Reí de manera sarcástica.- Iré en el RV con todos ellos.

Sin decir más, subí al RV y me senté apoyada contra la pared. Un viejo subió de piloto, el chino de copiloto, el moreno idiota fue hasta atrás, y una rubia y otro tipo más se sentaron juntos.

Pronto partimos y cerré los ojos para descansar mi vista, algo me decía que este iba a ser un viaje bastante largo.

Y una pregunta me perseguía.

<<¿A qué te estás metiendo...?>>

–Um, ¿Furia...? –La voz del chino me sacó de mi trance mental.

Abrí los ojos para mirarlo y él tragó saliva, para luego hablar.

–Gracias por sacarnos de ahí.

–De nada. –Dije, restándole importancia.- Espero que salvar sus pellejos no se haga costumbre, o me largaré.

–¿Te quedarás?

–Por un tiempo.

–Es un gusto conocerte, mi nombre es Dale. –Habló el viejo, dedicándome una sonrisa amplia.

–Soy la Furia. –Respondí.

–¿Qué clase de nombre es "La Furia"? –Habló un tipo, sentándose a mi lado.

–¿Y tú eres? –Arqueé una ceja, mirándolo mal.

–Shane Walsh. –Respondió el chino, presentándolo.- Shane, ella es...

–La Furia Asesina. –Lo interrumpí.

No pudimos seguir hablando porque el RV se detuvo en una carretera llena de automóviles porque se descompuso, y Dale intercambió una mirada nerviosa con el chino.

Pronto los otros autos se detuvieron: la camioneta de Rick Grimes y su familia, la camioneta de Merle idiota Dixon, y la motocicleta de Robin Hood.

–Bueno. Hasta aquí llegamos. –Dije, levantándome.- Iré a dar una vuelta por ahí, a ver si encuentro algo interesante.

Sin decir más, bajé del vehículo y comencé a caminar entre los automóviles.


La chica que enamoró a los DixonWhere stories live. Discover now