Respeto

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Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.

(Éxodo 20:12)

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-¡¡ARTHURO, VEN A LA MESA!!-gritó un poco molesta, la mujer de piel trigueña, ojos marrones y cabello castaño claro; Esperando impaciente a que su hijo adolescente bajase a la cocina-¡Arthuro, por décima vez, ve...-la mujer fue interrumpida por su hijo.

-Ya te escuché, madre. -el chico la miró con indiferencia, cargando su voz, sonando molesta en la última palabra-Estaba ocupado.-Añadió.

"Ya no te reconozco, hijo" pensaba la trigueña.

Para la madre, una tristeza envolvió por completo su corazón. Su hijo, Arthuro, ya no era el mismo chico de hace dos años. Ahora, ya no le demostraba su amor de hijo, como antes lo hacía, solo se muestra indiferente.

-Mujer, me llamaste como 10 veces para que viniera y tu te quedas parada como tonta pensando en quién sabe qué-dijo con completa indiferencia su hijo, esperándola, ya sentado en la mesa.

-Ok-Jenny caminó a la mesa y se sentó en esta última, antes de comer pidió la bendición por los alimentos y empezó a comer.

Luegos de unos minutos.

-Voy a salir-dijo su hijo, de manera cortante, mientras se levantaba de la mesa y salia de la casa con un fuerte portazo a la puerta principal.

La mujer hundió su cabeza entre sus manos y empezó a llorar levemente. Lloraba por la nueva personalidad que tenia su hijo...él era el ruego principal de sus oraciones, la que le mantenía despierta...ella quería que fuera el mismo de antes.

Se limpió las lágrimas e intentó arreglarse lo mejor posible para ir a la Iglesia.

-Señor, haz que mi hijo vuelva a hacer como era.-ya dicho esto, Jenny lavó, secó y guardó los platos, para luego, irse de la casa.

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-¿Jenny?-una mujer de cabello negro con algunas canas, piel morena y ojos azules, se acercaba hacia la recién mencionada-te ví muy distante del culto-se sentó a su lado-¿Ocurre algo?

-Es Arthuro-hundió su cara entre sus manos-está muy diferente.

-Me lo haz dicho siempre, pero... Relájate, Dios hará lo posible para que él cambie...estoy muy segura de ello.-Mostró una sonrisa.

-eso espero-Jenny se levanta de la silla y camina junto a la mujer hacia el exterior de la iglesia.-todo se lo dejo en las manos de Dios, Constanza.

-eso me alegra mucho-una sonrisa se volvió a mostrar en el rostro de la pelinegra.-Bien, yo ya me voy.-se despiden y cada una se fue a su casa respectiva.

...Pero Jenny no se imaginó lo que encontraría en su casa...

-Arthuro, llegué-la pelicastaña abrió la puerta principal de su casa y entró en esta-¿Arthuro? ¿Estás aquí?-la oji café empezó a caminar por la casa para ver si su hijo esta allí.

Cuando llegó al pasillo que conducía a la puerta principal, oyó un leve quejido.

-¿Arthuro?-se volvió a escuchar un quejido, ella se dio cuenta que venía de afuera-¿Eres tu?-se acercó a la puerta y cuando la abrió, algo cayó encima de ella. Pronto se dio cuenta que era su hijo, quien tenía heridas, moratones y sangre seca en su cuerpo.-¡¡ARTHURO!! ¡¿HIJO, QUÉ PASÓ?!- Con todas sus fuerzas intentó salir debajo de su hijo, ya cuando lo hizo, tomó su teléfono y llamó una ambulancia, cuando terminó la llamada, se dirigió a su hijo y tomó su pulso.

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