Capítulo 1

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Blanco y Negro. Colorido.

Un joven Johnny se encuentra sentado frente al piano, con una cantidad considerable de gente observándolo. Una beca en el extranjero es el premio mayor, por lo que es de vital importancia para él.

No deseaba admitir que era por su madre, a quién aún podía sentir, observándolo y analizándolo fríamente.

"Moonlight" Sonata op.27 no.2 Movement 3rd, de Beethoven, empieza a sonar.

Como era de esperarse, aún con sólo once años de edad, Johnny es capaz de interpretarla a la perfección, tal y como indica la partitura.

Aunque el público frente a él se encuentra juzgándolo en cada movimiento, no es el motivo por el cual él se encuentra nervioso, y su mejor amigo, Taeyong, lo sabe. De ahí el que lo mire tan fascinado como consternado.

¿Realmente estaba bien dejarlo subir ahí, considerando los eventos de los días anteriores?

[...]

Johnny se colocó sus auriculares, por los cuales suenaba la última canción del momento. En el piano frente a él, simuló ciertos movimientos con sus manos, llegando a tocar sólo pocas veces, y que luego anotaba en esas partituras frente a él. Tranquilo, sin nadie que lo juzque, escuchó la canción una y otra vez, y repitió el procedimiento. La sala de música siempre se hallaba vacía, sería una lastima desperdiciar el tiempo en otro lugar que no fuera ese, aunque en realidad no estuviera tocando nada en aquel piano de considerable tamaño. Y, aunque no necesitara corroborarlo, saben que sus amigos están ahí fuera, jugando, lo que lo hacía sentir seguro.

Taeyong observó por una milésima de segundo a Yuta, quien practicaba fútbol, para volver la vista a su verdadero objetivo. Su compañero disparó la bola hacia él, quien sostienía el bate en su mano firmemente, y la golpeó con toda sus fuerzas.

-¡Allá va! -gritó con todas sus fuerzas, para luego darse cuenta de que la bola se encaminó en la dirección equivocada, y agregó, en tono más bajo:- ¡Fallé!

-¡Sí que voló! -añadió uno de sus compañeros.

Ambos miraron con temor el rumbo del objeto, que parecía ir cada vez más rápido y con más fuerza.

Todo el equipo quedó estático al escuchar los cristales rompiéndose estruendosamente.

-Esto no es bueno... -susurró Taeyong con notable miedo y preocupación en su voz, más para sí mismo que para sus compañeros.

Yuta, después de haber dado un golpe certero al balón de fútbol, se giró para escuchar la conversación del equipo de sóftbol, donde Taeyong era el centro de atención.

-¡No la tires con tanta fuerza!

-¡Ve por la pelota, Taeyong!

Yuta se carcajeó ampliamente cuando vió a su amigo de la infancia salir corriendo hacia el interior del colegio.

-¿Ya lo volvió a hacer? -preguntó al aire. Realmente no había pasado mucho tiempo desde que habían arreglado esa ventana.

Taeyong entró corriendo en dirección al salón de música, donde se hallaba la ventana rota. En el camino por el largo pasillo, donde la luz del sol era un gran y hermoso aliado para hacer que todo se viera mejor, se cruzó con algunos compañeros de clase que salían de sus respectivos clubes, pero los saludó aún en movimiento sin darles la mayor importancia.

Lo único que deseaba es que no hubiera nadie en el salón de música que pudiera delatarle.

Cuando llegó a la puerta, dudó un poco, antes de abrirla tardándose más de la cuenta a propósito.

四月は君の嘘Where stories live. Discover now