Capítulo 7

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El susurro de las sombras

No podía siquiera descansar en paz. Hacía días que llevaba soñando lo mismo. Él se encontraba en una hamaca, solo, y luego un gato negro aparecía. Sin siquiera mover los labios, el gato lo saludaba y le preguntaba cómo le iban las cosas. Le recordaba que el concurso estaba cada vez más cerca, que no debía tener miedo, que no debía preocuparse. La voz del animal se le antojaba reconocida, pero al mismo tiempo sabía que jamás la había oído, sobre todo cuando decía cosas tan crueles como "Aunque te avergüences y se rían de ti, no importa" o "No es como si fueran a abandonarte". Sentía que su corazón daba un vuelvo cada vez que lo hacía pensar en que él no era Beethoven, ni mucho menos Chopin. Eran cosas que él sabía de antemano, pero algo en ese pequeño gato lo aterraba y humillaba. "¿Quién eres?", "¿Dónde estás?", "¿Estás listo para el viaje?", y despertaba bañado en sudor, un sudor frío y molesto.



A cada movimiento, cada patada, cada paso, chicos y chicas por igual ovacionaban a Yuta, por su agilidad y destreza.

Pero falló en el último golpe.

El partido cerró, en obvia desventaja para el equipo local. Perdieron el campeonato.

El sonido del silbato...

se dispersó por el cielo despejado.

Gritos de alegría, llantos de tristeza. Y en el medio, Yuta, saludando a todos con una sonrisa y animando a sus compañeros que soltaban lágrimas. A pesar de que sus amigos contemplaban con tristeza como él también no había podido convertirse en la estrella que decía ser, él se mantenía indiferente ante el resultado. Animando a Johnny para que lograra con el piano lo que ellos no habían logrado, alentando a sus compañeros para seguir jugando al fútbol en preparatoria.

Estuviste realmente genial.

Se mantuvo indiferente, aún cuando el nudo en su garganta fue tan grande que tuvo que desahogar su frustración sólo, en el baño, lejos de cualquier mirada curiosa, porque llorar no era de chicos geniales, y sufrir no era para estrellas, aunque él todavía no fuese una, y tuviese que esperar hasta la preparatoria, como sus compañeros. Porque perder, perder no era de Yuta.



Acabaron las últimas competiciones de secundaria de Yuta y Taeyong.

Johnny no dejaba de practicar, día y noche, semi confinado por sí mismo en la sala de música, puesto que era muchísimo mejor que practicar solo en casa.

A menos de una semana del concurso, ya no había una fresca brisa que meciera las cortinas al compás de la música, y el la luz del sol que entraba por las ventas, aunque no llegaba a darle, era muy caliente.

Ya puedo tocar la canción elegida para el concurso sin mirar la partitura.

Sin embargo...

Los profesores a menudo le pedían que no hiciese tanto ruido, ya que golpeaba las mesas con sus dedos imitando tocar el piano, incluso en el medio de clase.

En la biblioteca, y de camino a casa, revisaba la partitura y la tarareaba una y otra vez, sin descanso.

Yuta y Taeyong resplandecían.

Y tú...

estabas ahí, majestuosamente.

¿Pude entenderla completamente?

¿Logré hacer mía la pieza musical de Chopin?

En la música de la partitura...

¿estoy yo?

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⏰ Last updated: Jan 27, 2018 ⏰

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四月は君の嘘Where stories live. Discover now