Los hilos de la cuerda

3K 203 140
                                    

✘ Narra Billy ✘

Octubre de 1987

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Octubre de 1987

Odiaba el mundo que me rodeaba casi tanto como a mi mismo, pero la criatura que llevaba en brazos no merecía el odio que venía engendrando en su contra hacia meses.
Era una cosa pequeña y morruda, no llegaba a medir la longitud completa de mi antebrazo con el cual ahora lo sostenía. Nunca había llegado a entender cuando las personas opinaban acerca de a cuál de los padres se parecía más el niño cuando nacía, más bien, por que características se basaban para ello, este pequeño se parecía más bien a un tomate redondo y muy rojo. No tenía nada de parecido a nadie que yo hubiese conocido. A excepción de la pelusa dorada que se extendía por encima de su cabeza.

Había estado a treinta segundos de llamarle Annette, como mi madre, estaba seguro de que era una niña por su apariencia engañosa y las ropas blancas que le cubrían. Tuve suerte de tener a Steve a mi lado para decirme que estaba en un grave error, era un niño.
Levante con delicadeza mi antebrazo derecho donde descansaba el pequeño y lo acerque a mi rostro para con seguridad poder mis labios sobre su cabeza y al cerrar los ojos con fuerza soltar un par de lágrimas que intente no tocaran al bebé. Apenas había pasado una hora desde su nacimiento y gracias a la situación en la que nos encontrábamos no había podido presenciar nada... No es que quisiera haberlo echo, estaba seguro de que si así hubiera sido hubiese terminado regurgitando la bilis de mi estómago que ahora se paseaba por todo mi sistema digestivo.
Le removí con una extrema delicadez hasta que con ambos brazos le sostuve contra mi pecho, apenas podía creer que sostenía algo tan pequeño en mis brazos.

—Lo has echo bien, zorrita —Sonreí tontamente esperando que ella pudiese oírme, si es que lo hacía. —Eres una puta hija de perra, no puedo creer que no estés aquí para ver esto... —Cerré mis ojos con fuerza evitando sollozar más de lo que me permitía, pero un gimoteo se escapó de mi garganta cuando abracé al pequeño entre mis brazos. Todo había sido mi jodida culpa, no había sido lo suficientemente inteligente como protegerle... y ahora ella tenía que velarse a sí misma.

—Billy... —Llamó a mi espalda Jonathan quien estaba acompañado de una enfermera. —Deberías dejar...

No. Definitivamente no.

Había amagado a huir, odiaba a la criatura con cada fibra de mi cuerpo, odiaba a Leslie, odiaba a quien me dijera que no lo hiciera, que las cosas cambiarían. Y tenían razón, me costaba admitir que al tocar la piel de la pequeña pasa de uva atomatada por primera vez, una electricidad había recorrido mi interior y desde ese momento no había dejado de llorar arrepintiéndome de todo sentimiento hostil que había sentido hacia ellos. Al punto de proponerme repentinamente llegar a ser mejor ejemplo del que mi padre fue para mi.

—Olvídalo Byers, es mi hijo y lo único que tengo ahora. Seré quien me haga cargo.

Mire de reojo la marca en mi muñeca

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Mire de reojo la marca en mi muñeca. 009.
Había estado demasiado cerca de descubrirlo, no era buena idea, interactuar con él era incluso más peligroso para el mismo que para todos nosotros, de alguna forma, tenía que alejarle y pronto. Antes de que fuese tarde.
Me recalcaba a cada segundo lo estupida que había sido como para dejar que las personas como el rubio se metieran tanto en nuestra vida, la mía y la de Aiden. Ahora estábamos completamente solos, no sentiríamos la necesidad de encerrarnos en nuestra casa por miedo a nuestro padre y por tanto me sentía libre de hacer lo que se me antojase pese a ser peligroso. Por un momento había olvidado en lo que en mi concernía.

Me observe un momento al espejo, parecía incluso un poco mayor, casi podría decirse que parecía una joven de mi edad, mamá siempre había alegado a que parecía mucho más pequeña, pero ahora esos diecisiete años que llevaba con vida se afirmaban en mi rostro. Estire mi mano y traspase el cristal como si de agua se tratase, mi reflejo se vio diluido por las ondas que se formaron al rededor de mi antebrazo traspasando al otro lado.
Sentía el helado entorno pegarse a mi piel con rapidez, lágrimas se derramaron por mi rostro, años hacían desde que había cruzado por última vez esa barrera de dimensiones, era muy pequeña, y casi no recordaba cómo se sentía aquella sensación vacía y helada de estar entre los hilos de la cuerda.

—¿Por que tu si y yo no? —Preguntó Aiden como si fuese un reproche haciéndome retirar mi extremidad con sumo apuro antes de mirarle como si nada hubiese pasado.

—Por que yo soy grande y tú no —Bufé saliendo del cubículo del baño mientras empujaba al niño por la espada para que caminase también. —Además, tu no traspasas los espejos —Le guiñe un ojo con total certeza, mi portal era de suma diferencia con el de Aiden y bien sabía eso, el era una pulga, yo un parasito. Me deje caer en la cama mirando el techo mientras el pequeño se acomodaba a mi lado, mañana era el funeral del señor Leith y no tenía idea de cómo lo afrontaría. —Aiden... Creo que tienes que irte de aquí —Suspire con un nudo en mi garganta, intente metafóricamente tragar la pata de pollo atorada, pero me fue imposible. Él no contestó, sabía que le dolía pero pese a eso haría lo que yo le pidiese. —No puedo dejar que más personas aquí sepan sobre ti... Tienes que irte a Arizona. Steve sabe sobre ti, pero no puedo dejar que Billy lo sepa, ni acerca de mi. Somos vulnerables, Aiden. Tendremos que separarnos por un tiempo.
—————————————
Ame demasiado escribir este capítulo 😍

Requiem for a Blue Jean [Billy Hargrove]Where stories live. Discover now