X. Las garras del amor:

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En el infame juego de los sentimientos,
el peor de los jugadores era yo,
que al creer que todos eran verdaderos,
permitía el daño, con máximo vigor.

Y he tratado de librarme,
del sórdido yugo del amor,
que me toma con mano sublime,
para luego alejarse con presunción.

Y así he de escrutar,
en la más luctuosa sensación,
que me dejan tus terribles palabras,
y que entierran sin piedad,
mi deshecho corazón.

¡Oh líbrame, dios mío!
¡Oh líbrame, gran señor!
regálame la alegría,
o explica la razón,
por la cual se me niega el sentir,
y me mantienes en este horrible dolor.


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A través de mi almaWhere stories live. Discover now