Capitulo 73

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―Muchas gracias por todo, señora. Realmente creo que usted será mi bibliotecaria favorita. ―la fémina sonrió ante las palabras del muchacho, aprovechando de darle un abrazo de despedida. Alexander lo correspondió dulcemente. Realmente estaba agradecido con la mujer por ayudarle durante todo el año escolar.

―¡Alex! ―aquel grito causó que el tiziano se exaltara y que la mujer observara con mala cara a los recién llegados. Gabriel y Mónica quienes se encontraban jadeando, tomaron por el brazo al chico y lo sacaron a arrastras de la biblioteca.

―¡Oigan, suéltenme! ¿Qué les sucede? ―la pareja no respondió. Simplemente siguió en carreras arrastrando al tiziano por los pasillos del colegio. Los estudiantes que por allí transitaban, de igual forma caminaban o corrían a la misma dirección que el trio. Aquello había llamado bastante la atención del tiziano que ahora se encontraba observándolos a todos un poco asustado. ¿Acaso había ocurrido algo y él no lo sabía? ―¿Chicos? ―intento llamarlos de nuevo, pero al igual que la primera vez, ninguno de sus amigos le respondió.

Notando como salieron del instituto, se dejó guiar por sus amigos hasta que al fin se detuvieron en el estacionamiento. Los gritos y murmullos de los presentes, alarmaron a Alex causando que de inmediato buscara a Nathan. Si todo el colegio estaba allí, su novio también debía estarlo. Acomodando su uniforme cuando la pareja lo soltó, noto el círculo de estudiantes que había en medio estacionamiento. Confundido, ingresó en este seguido de sus dos amigos hasta llegar al centro. Su boca se abrió y sus ojos se abrieron de manera inmensurable al observar lo que estaba pasando.

Nathan quien yacía en el suelo, era sujeto por Andrés Black.

―¡Oye, idiota! ―gritó el tiziano causando que este se girara a verlo. La sonrisa que el rubio le dio, causo que mucho de los presentes se estremecieran, menos el tiziano. Este descolgó la mochila de sus hombros y se la entregó a Mónica, para luego caminar con pasos firmes hacia el muchacho en cuestión.

―Vaya, vaya. Miren quien decidió aparecer…

―¡Alex, no! Vete, tengo todo controlado. ―el rubio se levantó del cuerpo del castaño y ordenó a dos de sus amigos sujetarlo. Alex se giró a verlo y sonrió. Aun cuando estaba lastimado, prefería proteger a su novio. El tiziano se acercó a este y acaricio suavemente la mejilla de su chico.

―¿Llamas a esto tener todo controlado? Tienes un ojo morado, Nath… ―susurró suspirando, girándose luego a ver a Andrés. ―¿Qué ocurre contigo? ¿Por qué demonios golpeas a Nathan? ―le tensión en el círculo creció. Nadie conocía a Alex como un chico de pelea.

―Oh, ¿tu novio no te lo dijo? ―el tiziano frunció el ceño. ―Pensó que podía recuperar su puesto como capitán, pero no. Nathan fue tan iluso de pensar que me daría mi merecido. Que estúpido.

―¿Recuperar? ¿Por qué se lo has quitado?

―¡Por marica! ―gritó en el rostro del tiziano. Este suspiró cerrando sus ojos. Le sorprendía que en pleno siglo XXI las personas siguieran actuando de esa manera. ―Yo no podía permitir que nuestro capitán fuera un marica como Nathan.

―¡Pero hace bien su trabajo! ―gritó el tiziano. Andrés lo miró y sin previo aviso, lo sujeto del cuello de la camisa alzando al pequeño.

―¡Andrés, suéltalo! No le hagas daño, tu problema es conmigo. ―dijo Nathan en suplicas mientras intentaba zafarse de las garras de los secuaces de Andrés, pero sus fuerzas habían desaparecido después de semejante golpiza.

―Pues, dile a tu noviecito que mantenga su boquita cerradita. ―los presentes negaban, pero no eran capaces de decir algo. Todos simplemente le temían al joven Black.

Hey, chico nuevoWhere stories live. Discover now