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Antes de empezar quiero aclarar que las personalidades y actitudes de los personajes son completamente ficción, no estoy intentando dejar mal parado a nadie. Lamentablemente, sé que nuestro subconsciente siempre asimila las cosas sin importar si son verídicas o no, provocando que nos guiemos por tópicos; hay que aprender a controlarlo.

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Cuando lo ví por primera vez no estaba seguro de si mis ojos funcionaban bien. Una vez, durante un examen físico, el médico me dijo que necesitaba usar anteojos, sin embargo no lo hago desde que el entrenador Richard me regaño por ello, él dijo: —¡Los quarterbacks no usan anteojos! ¡Quítate esas cosas! Y desde ese día nunca más los usé de nuevo.

Por lo que he escuchado todos lo llaman Joel Pimentel, el nombre me sale de la lengua de una manera extraña, intentó decir su nombre varias veces pero todavía se siente extraño.

Quiero aclarar que no soy un acosador, de verdad, sólo tengo curiosidad, es decir, se nota que él es diferente a todos aquí y bueno... me gusta lo diferente; me gusta cuando las cosas destacan.

Por supuesto, aún así me siento como un acosador parado al lado de la puerta de nuestra actual clase con los ojos pegados a la pantalla de mi celular mientras observo discretamente a mi alrededor, hasta que por el rabillo del ojo veo que se acerca, no hay duda de que es él. Lentamente camina junto a mí y huelo su colonia, es un olor agradable y varonil, intento grabarlo en mi mente.

Justo cuando entra al salón de clases lo sigo tomándome unos segundos para mirarlo con más detalle, su ropa es muy apretada, incluso sus pantalones estan sujetos a su cadera con un cinturón.

—Toma asiento, Erick. La clase esta por comenzar jovencito —el señor Renato señala mi asiento. 

Me averguenzó al instante. Veo que la mirada de Pimentel se posa en mi por unos segundos y luego, de repente, mira hacia la ventana.

Me muevo hacia mi grupo de amigos en la parte posterior del aula, ser el mejor RB* de campo me permite tener ciertos privilegios y siempre estoy rodeado de gente que hará todo lo que diga.

—¿Por qué estabas mirando a ese chico?

Christopher es mi mejor amigo desde... bueno, desde siempre. Creo que podría decirse que nuestra amistad estaba predestinada; mi madre y su madre son amigas, desde pequeños jugabamos juntos y es díficil vernos separados el uno del otro.

—¿Me estabas vigilando otra vez? —le pregunto.

Tengo que admitir que aunque seamos cercanos Christopher puede ser un imbécil a veces. Me recuerda a mis padres; parece que no entienden que soy una persona independiente y lo suficientemente madura para cuidarme solo. Desde que recuerdo, él ha tomado el rol del hermano mayor y por un tiempo me gusto que fuera mi protector pero ahora sólo me fastidia. Ya no soy el niño tímido y asustadizo de la primaria, la secundaria me cambió.

—No soy el único que te vió —recarga su espalda contra la silla e inclina levemente el asiento mientras sus ojos miran al techo—. De todos modos, sólo te estoy preguntando, loco, pareces demasiado interesado en él.

—Es nuevo en la escuela, pensé que no estaría mal presentarme, decirle hola o algo así.

—No está mal pero... —repentinamente Christopher se vuelve hacia mí y susurra: —... escuché que es un inmigrante y los inmigrantes no son agradables, así que... aléjate.

No le digo nada más a Christopher aunque continua mirándome seriamente, como si esperara algún tipo de respuesta pero no se la doy.

El señor Renato nos señala y grita que nos callemos y prestemos atención, Christopher finalmente se da la vuelta y vuelve a mirar hacia el techo, como si algo allí fuera interesante. Mi atención, sin embargo, esta de vuelta en Pimentel. No creo en lo que dijo Christopher y puedo demostrarle que esta equivocado.

Sin límites [Joerick]Место, где живут истории. Откройте их для себя