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Así que sí, oficialmente soy el acosador de Pimentel. Tenemos tres clases juntos y en casi todas lo estoy mirando. Durante dos semanas consecutivas he estado notando cosas sobre él: cuando está aburrido mueve el lápiz hacia atrás y hacia adelante entre sus dedos, es un pequeño truco genial, sin embargo yo apesto intentando imitarlo. También noté que come un montón de porquerías pero nunca parece ganar peso, por lo que come debería pesar mínimo ciento cincuenta kilos, en cambio su cuerpo es delgado y fibroso. En una competición sobre el cuerpo más deseable de la escuela, él gana. Yo no soy un hombre pequeño pero Pimentel me saca cuerpo fácilmente.

Dentro de la cafetería todo es una bulla, a veces esto parece un maldito zoológico. Como de costumbre los grupos se separan, los deportistas se sientan en la parte posterior de la cafetería y "los mataditos" se sientan hacia la esquina lejos de la ventana, las chicas calientes, porristas y demás están frente a las puertas principales para poder sonreír o burlarse de cualquiera que entre.

Inmediatamente el grupo de chicas allí me ve, son todas sonrisas y sonrisas, la chica que dice estar enamorada de mí se ríe y me saluda mientras camino, sus amigas comienzan a susurrarle cosas y la escucho decir: —Hablo en serio, quiero follar con él.

Que ilusa.

Sigo moviendome por los pasillos de las mesas hasta que veo a Pimentel, exactamente como desde hace dos semanas está sentado solo.

Respiro profundamente, el nudo en mi estómago sólo empeora, sé que entro en pánico porque todo el ruido a mi alrededor ha desaparecido y todo lo que puedo escuchar es el golpeteo de mi corazón latiendo con fuerza, incluso mi garganta se siente seca. De repente me está costando levantar los pies, como si de la nada se hubieran convertido en piedras, es como si no pudiera avanzar más y peor aún, la bandeja que contiene mi almuerzo está empezando a temblar entre mis manos. Sé que debería alejarme, no estoy en condiciones de acercarme a él, lo más probable es que termine balbuceando otra vez y parezca un tonto pero... maldita sea, ya estoy aquí.

Bueno, sólo un intento.

—Hey, Joel —me encuentro con la mirada de Pimentel—. Eh... —¡Maldición!—. ¿Te importa si me siento contigo?

Esperaba que sólo me diera un asentimiento de aprobación pero en cambio se queda pensativo y me hace ponerme más nervioso. ¿Qué demonios esta pensando? Finalmente acepta y ahora no sé si pueda hablar con él. ¿De qué deberíamos hablar?

¿Tareas?

No.

¿Tal vez preguntarle si tiene novia?

¡Diablos, no!

—¿Practicas algún deporte? —es lo mejor que puedo decir cuando me siento a su lado.

—Soccer —responde y luego comienza a morder su porción de pizza.

Sus respuestas de una palabra me matan porque no sé cómo seguir. 

—Yo juego fútbol americano —tomo un trago de mi Coca Cola porque mi garganta se siente apretada—. ¿Alguna vez pensaste en unirte a un equipo? 

—No —toma otro bocado de pizza.

—Puede que te guste el fútbol, podría meterte al equipo —quiero impresionarlo, realmente no puedo conseguir que se una al equipo de fútbol tan pronto como lo estoy proponiendo, pero con un poco de tiempo podría hacerlo.

Pimentel no me presta atención, creo que ya no le interesa, supongo que la breve conversación que tenemos es bastante aburrida para él. No estoy llamando su atención en absoluto, normalmente las personas no pueden llamar suficiente mi atención, ahora entiendo como se sienten.

Sin límites [Joerick]Onde histórias criam vida. Descubra agora