34.Resaca y Mensaje.

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34. Resaca y Mensaje.

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Sentía incomodidad por la posición en la que estaba dormida por lo que me moví causando que gotas cayeran en mi cara, abrí los ojos tratando de adaptarme a la luz del sol que entraba por la ventana, volví a sentir las gotas por lo que busqué su paradero causando que abriera los ojos confundida de encontrarme en un cuarto lleno de globos de agua.

"¡¿Eso es posible?!"

¡Demonios no grites!

"¡Les dije que iba a despertar así!"

Por un carajo, deja de gritar.

"¡Hermosos! Hoy es mi día preferido."

Tratando de no reventar ningún globo me levanté con cuidado, lo estaba logrando cuando sentí como mi cabeza dolía igual que un golpe en el culo.

―Madre mía, no vuelvo a beber.

"¡Si claro! Eso dices en cada fiesta."

¡Cállate!

Del dolor casi besé el suelo, pero logré estabilizarme tomando una bocanada de aire me apresuré a salir de la habitación sin reventar ningún globo, una vez fuera cerré con sumo cuidado la puerta para después dejar salir todo el aire contenido. Bajando las escaleras pude ver el gran desastre que había quedado de la fiesta.

"Fue un gran desmadre."

Había como un par de personas dormidas en el suelo.

"¿Par? Hay mas de media docena de personas aquí, deberías de regresar al kínder para aprender a contar bien."

Tu voz es muy fastidiosa.

"Si la mía es fastidiosa imagínate la tuya."

Ignorando a Sultanita seguí mi camino hacia la cocina en donde me encontré a Max con cara de culo.

"Como siempre."

― Hola a ti ― asentí en modo de saludo ―la resaca te dio duro.

"Duro contra el muro."

Deja de joder.

―Ya somos dos porque tu cara de culo esta peor que otros días.

Max ofendido me sacó el dedo medio haciendo que lo mirara con asco. La puerta se abrió dejando ver a Tom, Chad, Nate y Jake como si los habían golpeado. Iba a decirles lo mal que se miraban, pero la chusma me calló.

―No digas ni una palabra. Hazme ese favor.

Hice un puchero como niña regañada y fui a la cafetera para servirme un café bien cargado para lograr que la maldita resaca se fuera a la mierda.

"Dos malas palabras de un solo tiro en verdad te pegó duro... ¡Espera! Siempre eres así."

Cállate.

Cuando terminé de servir el café en la taza que había tomado del estante miré como Violet entraba logrando que casi botara el café de la impresión.

"¿Sera de Matt?"

― ¿Qué haces con una camisa de hombre? ― preguntó Tom.

―La verdadera pregunta es... ¿quién es el dueño de la camisa?

―Es de Jace, Chad.

― Jace no usa ese tipo de camisa― mencionó Nate masajeando su cabeza.

Tom se acercó a uno de los gabinetes que están en la pared para sacar una taza cuando la abrió de ella salieron un montón de canicas llevándoselo consigo haciendo que besara el suelo.

Nadie Nos Manda #1Where stories live. Discover now