¿Me dejas besarte?

Necesito a Kristal Rodríguez

Dante

Lo primero que vi nada más despertar, fue un extraño reflejo verde y marrón. Parecía una alerta. Después, la luminosidad y blancura de sea donde sea que estuviese me cegaron.

¿Donde coño estoy?

Mi cabeza dolía y me sentía sedado. Como si hubiera estado mucho tiempo dormido o en un hospital. ¿Hospital?

De repente, como si alguien hubiera encendido el volumen de la sala, empecé a escuchar un pitido continuo pero pausado, mezclado con unas voces masculinas que cada vez se hacían más cercanas.

Pero, ¿que había pasado?

Lentamente, fui abriendo los ojos, dejando que se acostrumbraran a la blancura del lugar. Un techo blanco apareció en primer plano, después, la cara de un Elliot muy preocupado inundó mi campo de visión.
En cuanto hubo visto que tenía los ojos abiertos, su boca formó una gran sonrisa tranquilizadora.

- ¡Joder, joder! ¡Ángel, capullo despierta! ¡¡Apolo ha abierto los ojos!! - gritó mi amigo, prácticamente en mi cara; haciendo que frunciera el ceño.

Rápidamente sentí que el colchón en el que estaba tumbado se agitaba ligeramente y cara sapo me sonreía con su dentadura perfecta.

- Hijo de puta, no veas que susto nos has pegado

Mi confusión aumentó todavía más. Al mismo tiempo que ellos me hablaban, el reflejo verde y marrón no se movía de mi subconsciente.

- ¿Que ha pasado? - pregunté cómo pude. No podía moverme y me sentía atado por todas partes. La sensación era putamente jodida.

Elliot y Ángel se miraron

- ¿No te acuerdas?- habló Ángel

Me forcé a recordar que había pasado horas antes. Vagos momentos y sensaciones se empezaron a apoderar de todo mi cuerpo sin dejarme ningún descanso. Soledad. Kristal. Beso. Sentimientos. Miradas. Coche. Discusión. Te amo. Accidente.

La imagen de Dulce segundos antes de estrellarnos contra otro coche se repetía en mi como un auténtico disco rayado. Y a su vez, la angustia y ansiedad de no verla conmigo al rodar los ojos por toda la habitación me hicieron volverme loco.

- ¿Dulce? ¿Donde está Kristal?- recorrí a mis amigos con la mirada. Sus ojos se entristecieron- ¡¿Donde mierdas está Kristal?!

- Apolo, Apolo por favor tranquilizate, que esto es un hospital- las manos de Elliot se alzaron ante mi intentando clamarme. Sin embargo, el efecto que consiguió, fue justo el contrario.

- ¿¡Tranquilizarme?! ¡¿COMO PUÑETAS QUIERES QUE ME TRANQUILICE SI NO VEO A KRISTAL POR NINGUNA PARTE?! ¡KRISTAL! ¡KRISTAL DONDE ESTAS!

Rápidamente, Ángel pulsó un botón situado en medio de la gran pared blanca y llamó a una enfermera que no tardó en aparecer corriendo.

Como si se tratará de un jodido psiquiátrico

- Señor Hidalgo, voy a suministrarle un suero calmante- se acercó a mi dejando de correr y me cogió el brazo para luego pinchar me en el. Que coño... Avisa al menos hija de la gran puta - dígame, ¿que le pasa? ¿Necesita algo?

- Necesito a Kristal Rodríguez

La enfermera me miró

- ¿Es paciente de este hospital?- menos mal joder, alguien que me intenta ayudar...