Capítulo 10

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Con todo el asunto de la llegada sorpresiva de mi hermana menor, a mi madre pareció olvidársele lo de la fiesta de la noche anterior, ya que pude irme a mi habitación tranquilamente sin ninguna pregunta de su parte, aunque se notaba a distancia las ganas de mi entrometida hermana de preguntarme que donde estaba antes de su aparición.

Agradecí a todo lo que es bueno que mantuviera su boca cerrada. Aunque sabía que no sería por mucho tiempo.

Y con todo esto, hoy era mi primer día de clases y a pesar de que no me acosté tarde, me levante con una somnolencia tremenda que casi me manda al suelo al enredarme en las sabanas de mi cama. Decidí espabilarme rápidamente puesto que sino no encontraría las fuerzas luego si me recostaba 'cinco minutos más'; ya me conocía lo suficiente.

Lo primero que me recibió al cruzar el umbral de la cocina fue la chillona voz de mi hermana y la emocionada de mi madre parloteando sobre quien sabe qué, tal vez algo sobre el colegio de mi hermana o cosas de mujeres.

—Debes conocer algún día a Tamara, mamá. —Decía Sophie con una amplia sonrisa. —Ella es lo máximo y tenemos un montón de cosas en común.
Además de que se viste estupendamente.

Mi madre le sonrió de medio lado al mismo tiempo que dejaba frente a ella un plato con una pequeña montañita de hotcakes recién hechos con crema batida. Verlos hizo que mi boca salivara más de lo normal. Mamá soltó una repentina carcajada y noté rápidamente que se había dado cuenta de que estaba babeando sobre mi camisa.

—Tranquilo, Thaiel. —Me sonrió de forma cariñosa para luego tomar otro plato con el mismo contenido que el de mi hermana en él y colocarlo en la isla de la cocina, al lado de la pelirroja la cual devoraba los suyos sin prestarme demasiada atención. Sin dudarlo, me senté en uno de los banquillos y  empecé a devorarlos sin contemplaciones.

Te quiero, mamá. —Articulé en un momento que me tomé para tragar la gran cantidad de comida que tenía en mi boca. ¿Qué puedo decir? Su comida es lo mejor.

Anne, se sentó con nosotros a desayunar mientras seguía platicando de forma amena con Sophie, que había calmado su algo agresiva forma de comer para hablar. Y de un momento a otro, se pronunció la pregunta que tanto esperaba nunca llegara a sus mentes, pero al alzar la mirada de mi plato casi vacío, noté como mi madre me miraba con curiosidad y Sophie con una sonrisa burlona al ver mi muy segura expresión de pánico.

—Y, ¿cómo te fue anoche en aquella fiesta, hermanito?

* * *

Buenaas,  ¿qué tal les va? ¡Acá una nueva parte de esta historia!
Espero que les guste

Publicado el 14/1/18x.

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