Inconciliable Destino

5.7K 509 604
                                    




"Teo Templo" inició con una incrédula pregunta.

- ¿El efecto Cartman?

Kenny asintió, apoyándose contra el respaldo de la silla.

- ¿Recuerdas cuando creó su propia iglesia?

- Oh... -Craig rodó los ojos- Les dije a Clyde y a Token que eso era una estupidez, pero entre el miedo al Infierno y las ridiculeces de Cartman, no me hicieron caso.

- ¿No fuiste parte de los niños que cayeron en esa estafa...?

Craig tuvo que recordar que Kenny no había estado ahí para ver todo ese caos porque supuestamente había muerto e ido al Infierno, pero resultó que simplemente había terminado en México.

Irónico.

- Me quedé en casa, me pareció una bobería desde el inicio. Realmente tuve una buena carcajada cuando Clyde y Token volvieron con sus rabos entre las piernas admitiendo que se habían equivocado. –enmarcó una ceja- Pero recuerdo niños de otras ciudades viniendo, creo que eran de todo el estado.

- Si, en poco tiempo logró todo eso. Por lo que me enteré a través de Stan y Kyle, Cartman era adorado casi al nivel de Jesús cuando se puso a liberar pecados y crear falsos milagros. –explicó Kenny- Tú puedes hacer algo mejor que eso. Tú eres un Dios con verdaderos poderes.

- No voy a poner a niños a construirme una fortaleza de chatarra...

- No, necesitas un verdadero lugar. –Kenny meditó- Tal vez si le contaras a tus amigos...

- ¿Por qué no le cuentas a los tuyos, Inmortal?

Kenny bajó la mirada con cierta nostalgia y una sonrisa triste se formó en sus labios por apenas un segundo.

- Lo he hecho, siempre lo olvidan. –el rubio formó con sus dedos una pistola imaginaria y simuló dispararse en la frente- Estoy maldito.

Craig se apoyó contra el respaldo de su silla. Nunca creyó que tuviese que pasar tanto tiempo con Kenny, se habían apoderado del sótano de su casa para hacer sus pequeñas reuniones, para entrenar y ver los límites de sus poderes. El proceso había sido lento y había olvidado las veces que había matado a Kenny por una mala práctica. También debería sorprenderle lo poco que le importaba ello. Entre más tiempo permanecía alejado de Tweek, se sentía más distante con el mundo.

- Ni un "Lo lamento por ti" o "Mi sentido pésame" –bromeó Kenny, pero había algo de acusación en esas palabras ligeras- Eres de lo peor.

- No veo la necesidad de mentir en este momento. –hizo girar entre sus dedos el lápiz que estaba usando para anotar las ideas importantes que vinieran a su mente- Por otro lado, no sé cómo iniciar una religión.

- "I have Friends..." –canturreó el rubio- "...in the other side" –y levantó las cejas de forma juguetona- ¿No puedes obtener más asesoramiento de las otras deidades?

- No. –Craig tamborileó sobre la mesa- Ya gasté los favores que no sabía que tenía para hacerte mi mensajero personal.

Kenny sonrió. Como en otras ocasiones, el pelinegro pensó en su mejor amigo, y quiso tener a Clyde en ese momento junto a él, pero sabía que todavía era peligroso. No le importaba realmente qué le pasara a Kenny, si las cosas iban mal serian problema del chico, pero aun así todas sus apuestas estaban con él, lo necesitaba entrando y saliendo del Infierno y había sido tedioso que solamente fuese cuando este muriese sin victorias ni glorias que le abrieran la puerta al Cielo. Por suerte Krishna le había dado el dato sobre otros Antiguos Dioses, unos que en lugar de reencarnar se habían aislado y creado su propio paraíso en el Mediterráneo. En la isla Ogigia, donde solo Dioses y otras criaturas podían llegar, se escondían los Dioses Grecorromanos y sus mitos vivientes. El viaje había sido una locura ¿Quién diría que ser un Dios le diera probabilidades positivas, "suerte"? Un sorteo después, su familia y él habían ido a Grecia y Craig se había dispuesto a cazar la isla Ogigia hasta encontrarla. Krishna había tenido razón, los Dioses Grecorromanos habían estado ansiosos por alardear sobre su ingenio y su influencia sobre otras culturas y religiones. Cuando astutamente habló de su trágica situación, explicando cómo su novio estaba atrapado en otra dimensión, Hades y Perséfone se empatizaron con su causa, fueron ellos quienes le sugirieron hablar con Hermes, uno de los pocos que podía viajar a cualquier reino, uno de los Dioses que había tenido su propio templo en el Inframundo, "Hermes Psicopompo" le decían, el guía de los muertos. Deseoso de un poco de atención del mundo exterior, Hermes le entregó a Craig un laurel dorado, como un regalo para Kenny, y mientras este lo llevase podría ir al Reino de los Muertos, lo que para sus reglas significaba al Cielo y al Infierno cuando así lo deseara el rubio, al igual que transportarse alrededor del mundo. Gracias a ello, oficialmente Kenny sería su espía, su mensajero y su aliado. Pero nada de eso generaba dinero ni tampoco creaba un lugar donde alimentarse de los mortales que aglomerase a su causa.

Inconciliable Destino «South Park» [Creek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora