Incontable Redil

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Los humanos eran fascinantes, increíblemente fascinantes. Las bestias humanas eran asquerosamente fascinantes. Una sonrisa se formó en sus labios cuando su atuendo santificado cayó y la apariencia divina desapareció. La hermosa Salvación se desvaneció en un parpadeo para dejar en su lugar un demonio. Ya había encontrado un gusto a su aparente traje de monja degenerada, pero había algo fascinante ser...

...él.

Los cinco hombres frente a él gritaron al contemplar su verdadera presencia. Lo único que quedó de la Salvación fue el velo de santidad. Los cuernos sobresalieron de la tela vaporosa, la piel roja brilló bajo la luz artificial y sus alas se extendieron con éxtasis.

- Esto será divertido... -ronroneó y dio un paso hacia al frente.

Los hombres se estremecieron ante el sonido de las pesuñas estrellarse contra el suelo. Tweek levantó la mano al cielo y un largo tridente apareció en su mano, dejó que la extremidad inferior golpeara el suelo, retumbando. Un tambor que anunciaba el final.

- Muy machitos ¿No...? –habló con un gruñido casi gutural- Los hombrecitos no lloran, los machos no suplican, los hombres de verdad aceptan lo que la vida les da. –rugió, avanzando hacia ellos hasta estar frente al líder, aquel que apestaba más a pecado y lo tomó con sus garras por el mentón, sintiendo la sangre manchar sus dedos- Muéstrame qué tan hombre eres o te arrancaré las cuerdas vocales si gritas.

No podía dañarlos, los vampiros beberían de ellos. Pero su tridente solo hería las almas, lastimaba sin dejar marca. En verdad adoraba su arma.

Así que miró al grupo de hombres que había corrido al Teo Templo buscando esconderse. Los miró, cinco asquerosas criaturas que secuestraron a una mujer, a la mejor amiga de la esposa del líder para ser específicos, y se la llevaron a una cabaña.

- ¿Se divirtieron...? –rozó sus garras por el pecho del hombre, entrecerrando los ojos encendidos con las llamas del Infierno- ¿Les pareció divertido volver su vida un infierno por un poco de poder? ¿Para sentir que las tenían grandes?

No podían contestar, estaban amordazados, porque odiaba los gritos. Pero apestaban a miedo. Uno a su derecha se orinó, pero él solo sonrió con mayor diversión.

- Oh... por un mes se creyeron Dioses ¿Verdad? Rompiéndola, aniquilándola, ultrajándola y yendo cada vez más lejos... -se giró con velocidad al hombre del extremo derecho- ¿Fue divertido cortarle la mano? ¿Te gustó? –sus garras amenazaron con arrancarle los ojos y este lloró de genuino miedo- ¿Qué pasa...? ¿No me dejarás hacerte comer colillas de cigarrillos como se lo hiciste a ella? –apretó sus labios con fingida pena- "Si te portas bien te dejaré dormir un poco hoy" –extendió sus alas y saltó hacia el otro extremo, al hombre que se había orinado- "Para eso viniste al mundo, para ser una perra, para servir, para llorar y suplicar" –recitó, como si hubiese estado ahí.

Porque ellos juraron sus almas a la Salvación. Y aquello que era suyo, era como un libro que podía leer.

Las puntas superiores de su tridente se encendieron, con un fuego azul que solo quemaría almas y lo acercó al rostro de hombre. Él gritó, pero la mordaza lo ahogó todo. Oh, amaba que no gritaran, que solo se deshicieran frente a él, les daba un delicioso sabor a las almas sin herir sus delicados oídos.

- Para esto viniste al mundo, para joderte en el Infierno. –corrigió- Tú, viniste al mundo para que destroce tu patética alma entre mis dientes y desaparezcas para siempre. Nadie te recordará. Y en el Infierno solo serás uno más de los peores condenados, destinado a revivir el sufrimiento y el dolor de tus víctimas. Una... -acercó más las puntas del tridente, escuchó como se quemaba la piel, sin realmente dejar marcas, el hombre vomitó contra la mordaza y él arrugó la nariz- Una eternidad donde repetirás cada uno de sus dolores a carne propia.

Inconciliable Destino «South Park» [Creek]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt