Incontable Ascio

2.1K 149 98
                                    

El templo tenía forma de cruz, a la entrada estaban enfilados los bancos donde los teoístas solían sentarse. Muchos de ellos usaban instrumentos de percusión y en lugar de aplaudir, sus cánticos implicaban golpes con los pies. El suelo vibraba y muchas veces cantaban sin letra, solo seguían el ritmo de lo que muchos ya llamaban "ópera teoísta". Música que parecía hacer honor al invierno o al otoño, a la tormenta y al rocío de la mañana. La música contaba emociones y por eso carecía de letra. En el centro del templo se encontraba el altar, una enorme mesa de mármol negro donde flores e instrumentos ceremoniales solían descansar y desde donde el pastor guiaba a sus ovejas en apasionados discursos y relatos llenos de convicción. Atrás del altar la estructura del templo tomaba forma de una bóveda, como una cueva, donde vasijas, estatuillas y cuadros se iban acumulando. Regalos y ofrendas de artistas y artesanos que capturaban la belleza de la Salvación y la misión del Teo Templo. Al igual que la arquitectura budista, la luz natural entraba perpendicular sobre el altar. A la derecha e izquierda del mismo se alzaban torres cónicas abiertas donde en un lado se sentaba el coro y en el otro abades y abadesas, los guías espirituales, junto con los miembros más jóvenes del Teo Templo.

La arquitectura era en forma de cruz. Pero pocos sabían que en realidad era una cruz teoístas, porque cerca a la entrada, bajo tierra, a derecha e izquierda, había catacumbas donde se enterraba a los miembros religiosos y a los teoístas que deseaban que sus restos formaran parte del templo.

Tweek sonrió, sintiendo los rayos del sol iluminar su rostro. Sus alas de un rojo transparente estaban recogidas y su cuerpo se encontraba cómodo sobre el altar. Con el tiempo había aprendido a disfrutar de su atuendo de Salvación, viéndolo como un uniforme divino, un Dios de género indefinido en las ropas de una pecaminosa monja. Un Dios de carne y hueso. Una Diosa de apasionado amor. Red estaba apoyada contra él, con las alas entre las suyas, descansando contra su hombro. La presencia del ángel caído no le molestaba, seguían siendo aliados y esa era una excelente señal. Su mano cubría la femenina, acariciando lentamente la esclava de oro cerrada en la muñeca del ángel. Ambos estaban solos en el templo, ni un alma en la cercanía.

Red estaba admirando la arquitectura, opinando sobre todo lo que veía con un nuevo interés que en el pasado no había sentido.

- ¿Esa soy yo? –preguntó, señalando una estatua formada con metales negros y con piedras rojas y moradas, aún en esa forma abstracta se podía apreciar las alas y una corona de espinas.

En lugar de responder, él le señaló una foto enmarcada, ahí se veía un enorme mural en alguna ciudad, donde se apreciaba a Red sin la corona de espinas porque esta se había vuelto una enredadera alrededor al brazo del ángel, metiéndose en su corazón. Ahí, ella llevaba una escopeta negra y lucía una sonrisa peligrosa en los labios. Los pétalos rojos volaban a su alrededor. Pero sobre ella se iluminaba una cruz teoita, de un verde esmeralda, casi bendiciéndola en su lucha.

- ¿Qué...? –Red intentó bajarse del altar y ver de cerca la fotografía.

Pero él la sostuvo de la muñeca, recordando que la primera vez que la vio había sido en una escena similar. Craig y ella sentados sobre el altar y él deteniéndola.

- Tus ángeles caídos son un ejército protector. Cuidan las almas de los muertos y les evitan tratos injustos. –Tweek la miró, suavizó su gesto y supo que por su apariencia demoniaca debía lucir como un travieso duendecillo y no una inocente criatura- Entonces ¿Por qué te extraña que asocien tu causa con el Teo Templo?

- Dices eso, pero –comentó burlona- ¿No habrá sido por la ocasión en que te enfrentaste a Wendy y te presentaste como la Salvación? –Red enmarcó una ceja- Los mortales debieron creer que estaba a tu servicio.

Inconciliable Destino «South Park» [Creek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora