Capítulo 29: Preparativos.

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—¿Adornos?

—Sí.

Camino por el pasillo junto a la bestia, mientras la señora Gaos y Samuel van atrás con el carrito de supermercado.

—¿Para qué queremos adornos? —vuelvo a preguntar.

—Para Navidad. —Forest toma unas cosas largas y llenas de brillo, depositándolas en el carrito—. Estas son guirnaldas.

—¿Guir... Qué?

—Guir... nal... das.

No entiendo nada de lo que pasa aquí. Luego del viaje de hace una semana, la bestia y su hermano me invitaron a ir de compras. En este lugar solo hay árboles de plástico, campanillas, medias y todo tipo de cosas rojas y verdes. No comprendo para qué es todo esto.

—¿Ves algo que te guste?

El joven Dereck aparece a mi lado. No sé en qué momento llegó.

—En realidad, no. Jamás había visto tanto caos por una celebración.

—Bueno, eso pasa en Navidad. —Sus ojos acaramelados me observan con cierta precaución—. Por cierto, ¿qué haces aquí?

—Vine con la familia Gaos a comprar de estos decorativos tan coloridos.

—¿Ah, sí? Pensé que te ibas a alejar de Samuel. Ya sabes que su novia está loca...

—En realidad... —Trago con fuerza, y concentro mi mirada en un tipo gordo con un disfraz bastante cómico—, Samuel y yo...

—No.

—Sí...

—Pero pensé que te ibas a alejar de él por lo de su novia loca. —De repente parece furioso, frunce su ceño y cierra con fuerza sus puños—. ¡No puedes estar con él, Celina! ¿No entiendes que te hará daño?

—No me ha hecho daño hasta ahora. Además, sé defenderme sola.

—¡Yo sé que sí! El problema es que no debes estar con él. ¿Realmente quieres lastimarlo?

—No lo voy a lastimar. —Frunzo el ceño, y enfoco mejor mi vista en él—. ¿Cómo sabes que lo lastimaré?

—¡Solo lo sé! El punto es que no puedes estar con él. ¡No quiero que estés con él!

Abro la boca para decir algo, pero la cierro al instante. Así que por eso quería mantenerme lejos. La razón de todos sus consejos siempre ha sido para separarme de Samuel.

—Escucha, Dereck, aprecio el gesto, pero no me interesas para eso.

Suaviza sus facciones, y me observa con atención.

—Pero yo... yo te ayudé...

—En verdad te doy las gracias por lo del aeropuerto. Sin embargo, no quiero una relación con nadie.

—Pero estás saliendo con ese imbécil —reprocha.

—Solo salimos de vez en cuando. De todos modos no soy la persona correcta para ti, créeme.

LABIOS CARMESÍ © | TERMINADA Where stories live. Discover now