Capítulo 33: Orgullo y dignidad.

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—¿Y bien?

—Toma.

Me entrega una caja mediana. Está cerrada, así que su contenido es un misterio por el momento.

—¿No puedo abrirla ya? —pregunto impaciente.

—Claro.

La coloco en una mesa y la abro. A pesar de que sé de qué trata, no lo puedo creer. 

—¿Cómo...?

—Te dije que te iba a poner feliz.

Fotos. Hay muchas fotos de mí y mi familia adentro. Fotos de momentos únicos, de viajes sorprendentes, fotos llenas de felicidad.

—Hay más.

Saco las fotos y las dejo al lado, dándole paso al resto del contenido en la caja.

No puedo creerlo.

—Pensé que no sabrías nada de este siglo, como por ejemplo que debes conseguir un empleo. Por eso, los tomé y te los traje.

Son todos mis estudios.

Mis diplomas de cursos, de la escuela, el colegio, la universidad. Todos estás aquí. 

—Kimberly, yo...

—No digas nada y sigue viendo.

Asiento con mi cabeza, siendo incapaz de articular una palabra. Por fin podré tener un buen trabajo. Podré ayudarle a los Gaos y quizá comprarme una casa.

—Toma.

Me doy la vuelta, sintiendo la felicidad aflorar en cada esquina de mi cuerpo.

—Pensé que si no puedes trabajar debido a tu inexperiencia con humanos y la laboral, quizá podrías pasar un tiempo con estas.

—Son...

Estoy anonadada.

—Las tarjetas de crédito, sí.

—Pero, eso quiere decir que... 

—Eres rica.

***

Salgo del supermercado con dos bolsas en cada mano, siendo seguida por Samuel.

—Te dije que yo podía llevarlas —reprocha.

—Y yo te dije que no pesan absolutamente nada. Además, tú llevas bastantes.

Sigo caminando hacia la camioneta, escuchando un ruido que me indica que la misma está disponible para poder entrar en ella.

—Espera. Pon las cosas en el asiento de atrás.

Obedezco, ayudándolo en el proceso. Él cierra la puerta, y nos quedamos en silencio. Raro. 

—Bueno...

—Sí...

—¿Tenemos todo?

LABIOS CARMESÍ © | TERMINADA Where stories live. Discover now